Elephant




Un cielo azul líquido. Las nubes avanzan como si fueran humo. De fondo se oyen las voces de unos chicos haciendo deporte. La noche se precipita y solo nos deja ver la luz de una farola.
Así comienza Elephant, anocheciendo.
El día siguiente será un día otoñal de sol débil, con las hojas de los árboles cubriendo las aceras. Uno más, en apariencia.
John tendrá que lidiar con su padre alcohólico, Elías seguirá haciendo fotografías para completar su portafolio, Nathan se reunirá con su novia después del entrenamiento, Michelle tratará de sobrevivir otra jornada a pesar de sus complejos...
Todo parece tan normal que produce escalofríos. Puede que sea ese instituto, tan silencioso a veces como un templo. Puede que sea porque la cámara nos obliga a perseguir a los personajes por los pasillos, aunque no queramos, de forma hipnótica, sin poder advertirles de lo que va a ocurrir, manteniendo la distancia. La misma distancia que Gus Van Sant mantendrá durante la matanza.
Aquí no hay héroes de última hora ni conatos de discursos grandilocuentes, no hay resoluciones increíbles; por no haber, no hay ni razones de peso evidentes. Tan solo unas cuantas pistas.
El resto es cosa nuestra, pura especulación, exactamente igual que si hubiera ocurrido en los pasillos de nuestro instituto.

 

posted by Ainhoa on 11:30 a. m. under

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo recordar que vi la peli hace unos años, y sí es verdad que acojona un poco pensar que algo así pueda pasar en tu instituto, o en tu trabajo, o en cualquier lugar de tu ciudad.

Algo parecido me ha hecho sentir “A sangre fría”, de Capote, que acabo de leer. Un libro que narra el brutal asesinato de cuatro miembros de una familia de granjeros de Holcomb, un pueblecito de Kansas.

Capote se interesó tanto por ese crimen que se fue hasta allí y se pasó cinco años entrevistando a los habitantes del pueblo, a los policías que llevaban el caso, e incluso a los dos asesinos, que fueron detenidos, juzgados y ejecutados mientras él escribía el libro. Logró ganarse su confianza y les llegó a conocer tan a fondo que llegaron a hacerse amigos íntimos.

Por lo viso, se sentía muy identificado con uno de ellos, Perry Smith, un mestizo hijo de una india y un irlandés, y el ejecutor real de la masacre. Ambos compartían muchos traumas y complejos, como su escasa estatura, una madre alcohólica, un padre ausente, unos hogares rotos y un fuerte sentimiento de rechazo social, Capote por su cada vez más evidente homosexualidad y Perry por sus rasgos indios.

Pero mientras uno de ellos acabó en la horca por asesinar salvajemente a cuatro personas, el otro se convirtió en un escritor célebre y reconocido en todo el mundo.

¿Qué es lo que marca la diferencia? ¿Qué es lo que hace que en lugar de dar rienda suelta a tu ira, tus frustraciones y complejos asesinando a 13 personas en el instituto, te vayas a emborracharte al bar, o a un gimnasio a darle puñetazos a un saco, o simplemente dejes que se diluyan mientras escuchas música? ¿La educación? ¿La suerte?

Anónimo dijo...

Feliz cumpleaños.

Luego te llamo.

MUA!

Ainhoa dijo...

Pues no tengo ni idea; supongo que cada caso es un mundo, pero después de mi experiencia con las niñas en la residencia, te puedo decir que el entorno influye bastante.
Por cierto, "A sangre fría" es uno de mis libros favoritos, sobre todo por la forma en la que está escrito, y es que a pesar de su implicación el resultado es un poco como el de "Elephant", mantiene las distancias.
Muchas gracias por la felicitación. Ahora yo también tengo la edad de Cristo. ¿Qué tal la resurrección de hace un par de domingos? Es para ir preparando la mía :-)
Un beso.

Anónimo dijo...

Creo que no estamos enseñando a nuestro hijos a controlar sus emociones y se debe en mayor parte a que los adultos no sabemos hacerlo tampoco.

Es como dices, "cada caso es un mundo" pero tenemos que hacernos conscientes o aprender a controlar el nuestro.

Aprendemos mediante la imitación y si nuestros hijos ven ese control no sólo en los padres, sino en sus pares pues gradualmente lo imitarán.

El control individual deberá tomar en cuenta las necesidades sociales del período en que nos toca vivir...

Ainhoa dijo...

A veces, más que controlar las emociones sería más beneficioso reconocerlas y canalizarlas. Demasiado control también puede ser el origen de muchas frustraciones.
De ahí lo de "cada caso es un mundo". Son tantas las circunstancias condicionantes...
Un saludo y gracias por el comentario.

Ainhoa dijo...

Gracias, Troyana, por tu comentario, aunque he tenido que eliminarlo junto con los dos post de Elephant que se han publicado de forma "espontánea". Cosas de la conexión Blogger-Youtube :-)
Saludos.

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