Seda


El pasado lunes nos tocó comentar en clase de novela "Seda", de Alessandro Baricco. Hubo opiniones de todo tipo: desde quien creía que era una obra maestra, hasta quien pensaba que era un auténtico fraude. Luego estábamos los que optamos por no ser tan radicales.
Para mí no es de ninguna manera una novela con la que pueda apasionarme. Construída a través de imágenes bellas y silencios repartidos en pequeños párrafos que Baricco denomina capítulos, tiene a pesar de todo algo de superficial que me impide llegar al corazón de la historia. Quizá sea por el personaje protagonista, que es "uno de esos hombres que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente cualquier aspiración a vivirla". Se desprende tal apatía de Hervé Joncour que no consigo conectar con él.
Baricco dice que quería contar la historia contando los gestos. Solo gestos. Y que le resultó muy difícil hacerlo. No lo dudo, pero el resultado se me antoja demasiado fácil, efectista, artificial.
Aún así tiene frases preciosas ("Llovía su vida, frente a sus ojos, espectáculo quieto") y cuadros bellísimos dibujados con palabras sencillas ("Y en la orilla del lago, tendidos en el suelo, de espaldas, Hara Kei y una mujer con un vestido de color naranja, el pelo suelto sobre los hombros.") y gestos leves que lo dicen todo ("La muchacha levantó ligeramente la cabeza. Por primera vez apartó los ojos de Hervé Joncour y los posó sobre la taza. Lentamente, le dio la vuelta hasta tener sobre los labios el punto exacto en el que él había bebido.") .
Supongo que esperaba más, esperaba que estas 125 páginas me ofrecieran una intensidad mayor. De todas formas, leerlas tampoco ha sido una pérdida de tiempo.

 

posted by Ainhoa on 12:30 p. m. under ,

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Rayuela capítulo 7 (voz de Julio Cortázar). His voice.

Dejaré que hoy hable él.

 

posted by Ainhoa on 10:33 a. m.

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Tu Vuo' Fa L'Americano - The Talented Mr Ripley

Hay una serie de películas que no puedo evitar ver si las encuentro en la televisión por casualidad. No importa las veces que haya visto "Billy Elliot", "Cadena perpetua", "Sleepers", "El indomable Will Hunting", "Descubriendo a Forrester" o "El talento de Mr. Ripley", me quedaré hasta que terminen. Lo raro es que cuando pienso en mis películas favoritas, no son las primeras que me vienen a la cabeza, pero aún así hay algo en ellas que me engancha.
Por ejemplo, en las últimas dos semanas he visto "El talento de Mr. Ripley" un par de veces en uno de los canales de Digital+, y sé que la volveré a ver si la vuelvo a encontrar. No lo puedo evitar.
Aquí os dejo una de las escenas menos asfixiantes de la película.

 

posted by Ainhoa on 1:20 p. m.

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Departures


Hoy, mientras desayunaba, he visto el primer capítulo de una serie emitida en el canal National Geographic titulada "Partir" (el título original es "Departures"). La serie cuenta con doce capítulos en los que dos canadienses, Scott Wilson y Justin Lukach, dejan sus trabajos para dedicarse a recorrer el mundo durante un año. En el episodio de hoy, antes de abandonar su país, deciden conocerlo un poco mejor y para ello viajan de costa a costa en autocaravana.
Canadá nunca me había llamado demasiado la atención, pero tras ver esos paisajes, esos amaneceres y atardeceres que parecen escapar a la comprensión humana, creo que no me importaría perderme por allí. Además, mi amiga Katerina vive en Calgary...
De todas formas, creo que lo que me atrae es esa manera de viajar, sin importar demasiado el destino. Un año en la carretera (me pido el papel de copiloto. Me encanta llevar el mapa sobre las rodillas, señalar los lugares visitados, anticipar los que vendrán y ver cómo se estropea por el uso), lejos de la seguridad que te da lo conocido, con la oportunidad de vivir experiencias que sobresalgan dentro del gris en el que se va convirtiendo la vida poco a poco y sin que te des cuenta. Y es que a mí me estimula eso de sentirme extraña en un lugar porque, una vez arrancado de tu hábitat natural, te expones a que ocurra cualquier cosa y eso es lo verdaderamente emocionante.
Siempre he querido hacer algo así, pero nunca he encontrado a nadie dispuesto a dejar su vida conocida durante un año. Quizá debería comenzar a plantearme la opción de hacerlo yo sola, aunque tenga que sacrificar el papel de copiloto por el de pasajera de avión, tren o autobús (o lo que se tercie).

 

posted by Ainhoa on 11:21 a. m. under

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