La bendita soledad de una mujer en el paro

Puede que haya personas que sientan pavor ante la perspectiva de pasar tan sólo una tarde a solas consigo mismas, pero ese, afortunadamente, no es mi caso.
Mi propia compañía me resulta extremadamente agradable; conozco mis gustos y las diferentes formas de satisfacerlos; mis despistes, nunca delitos (ni faltas, por supuesto) me inspiran una tierna benevolencia, y si decido abandonar mi guarida, humilde depósito de mis tesoros en forma de libros y cds, no temo ir sola al cine, a un museo o sentarme en una cafetería ante una taza de té y una buena novela. Esto, sin duda, es una gran ventaja puesto que, si todo va bien, durante los próximos dos años (como mínimo), este país tendrá que abstenerse de contar conmigo, al menos en mi faceta productiva. Abrazo desde ya y sin remordimientos los placeres de la vida, tan huidizos durante los últimos meses, placeres sin toque de queda, sola la mayor parte supongo, y en buena compañía cuando las obligaciones de mis seres queridos se lo permitan. Soy una feliz mujer en el paro, tan feliz que ni el gesto torcido de mi abuela cuando le dije que había dejado mi trabajo fue capaz de desdibujar mi estado de placidez mental. Lo siento abuela, pero yo nunca me tragué eso de que el trabajo da la felicidad o proporciona dignidad. El dinero, esa es la clave, y por el momento tengo suficiente para cubrir mis necesidades básicas y darme algún que otro capricho. ¿Lo que vendrá después? Sinceramente, me importa un bledo.

 

posted by Ainhoa on 7:12 p. m. under

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Brooklyn Follies, de Paul Auster




"Como él, en la facultad había cursado la especialidad de inglés, con la secreta ambición de seguir estudiando literatura o quizá probar suerte con el periodismo, pero me faltó valor para hacer alguna de las dos cosas. La vida se metió por medio- dos años en el ejército, trabajo, matrimonio, responsabilidades familiares, necesidad de ganar cada vez más dinero, toda esa cagada que nos deja empantanados cuando no tenemos los cojones de luchar por lo que queremos -, pero nunca perdí el interés por los libros. Leer era mi válvula de escape, mi desahogo y mi consuelo, mi estimulante preferido: leer por puro placer, por la hermosa quietud que te envuelve cuando resuenan en la cabeza las palabras de un autor."


 

posted by Ainhoa on 5:27 p. m. under

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Tales of a female nomad


"Soy una nómada moderna. No tengo una dirección permanente, ni más posesiones que las que llevo conmigo, y muy pocas veces sé dónde estaré dentro de seis meses. Me muevo por el mundo sin un plan, guiada por el instinto, conectando con la gente a través de la confianza, y constantemente en busca de buenas oportunidades."

Así comienza Tales of a female nomad, un libro que llego hasta mí en forma de regalo de cumpleaños de mi gran amigo Cary DeLong, y que cuenta, en presente y en primera persona, las aventuras de una mujer estadounidense que, a sus cuarenta y ocho años, se encuentra divorciada, con los hijos ya en la universidad y sin deseo alguno de quedarse en casa lamentándose por ello. Doctorada en Antropología y escritora infantil de profesión, se lanza a descubrir un mundo que hasta entonces sólo conocía a través de libros y documentales. Méjico, Nicaragua, Guatemala, Israel, las Galápagos, Nueva Zelanda, Tailandia y sobre todo, Bali, donde residirá durante ocho años interrumpidos sólo por alguna escapada a su país.

Huye de los itinerarios frecuentados por los turistas, contactando principalmente con maestros de escuela a los que se ofrece para hablar de sus libros a los alumnos o enseñar inglés. Sus estancias suelen ser largas (aunque ninguna tanto como la balinesa), y sorprende la facilidad con la que la gente de casi todos los países mencionados le ofrece un lugar en el que alojarse, ya sea una cabaña o un palacete, sin apenas conocerla. Gracias a su primera y frustrante experiencia en una remota aldea mejicana, pronto se da cuenta de que para ser admitida en una comunidad con la que, en la mayor parte de los casos, no tiene en común ni el idioma, ha de vestir como ellos, comer lo que comen ellos, aprender las palabras y los gestos de cortesía y jamás juzgar lo que ve. Así consigue que la admitan como a una más e incluso le hagan partícipe de muchos de sus ritos ancestrales, creando lazos indestructibles con muchas de las personas que va conociendo a lo largo de los años.

Ahora, a sus setenta años, parece mantener intacto su entusiasmo por la gente de todos los rincones del planeta, porque es precisamente eso, conocer gente, lo que no le permite quedarse mucho tiempo en un mismo lugar.

En su página web http://www.ritagoldengelman.com/, podéis leer los diarios de sus últimos viajes. Merece la pena.

 

posted by Ainhoa on 2:52 p. m. under

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Curtains- J.F.



"-Entonces me gustaría preguntarte una cosa. ¿Crees que la música posee el poder de cambiar a la gente? Es decir, que si, en un momento determinado, escuchas una música determinada, ésta puede hacer que se produzcan grandes cambios dentro de ti.

Ôshima asintió.

-Por supuesto-dijo -. Eso sucede. Experimentamos algo y, como resultado, ocurre algo. Es una especie de reacción química. Luego nos examinamos a nosotros mismos y descubrimos que la gradación de todo lo que nos rodea ha ascendido un punto. Y que, a nuestro alrededor, el mundo se expande. Yo lo he experimentado. No sucede muy a menudo, pero a veces ocurre. Es como el amor."
Kafka en la orilla
Haruki Murakami

 

posted by Ainhoa on 10:34 p. m. under

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The Warmth






Hoy me apetece dedicarle esta entrada a Brandon Boyd y no por su cara bonita, que lo es, sino por su voz, que lo es mucho más, porque es capaz de convertir un anodino viaje en metro en un viaje mental alucinante, de esos en los que notas que algo se ha roto dentro de tu cabeza, algo que no te molestarás en arreglar porque así te gusta más. ¿Alguien sabe de lo que estoy hablando? La solución, escuchando a Incubus. The warmth me gusta porque ya estoy en el otro lado, porque ya he dado el salto, porque si me apetece cerrar los ojos y volverme loca, lo haré, sin importarme si el viento resulta demasiado frío.

The Warmth

I'd like to close my eyes, go numb
But there's a cold wind coming from
The top of the highest high-rise today
It´s not a breeze ´cause it blows hard
Yes, and it wants me to discard
The humanity I know, watch the warmth blow away

So don't let the world bring you down
Not everyone here is that fucked up and cold
Remember why you came and while you're alive
Experience the warmth before you grow old

So do you think I should adhere
To that pressing new frontier
And leave in my wake, a trail of fear?
Should I hold my head up high
And throw a wrench and spokes by
leaving the air behind me clear?

So don't let the world bring you down
Not everyone here is that fucked up and cold
Remember why you came and while you're alive
Experience the warmth before you grow old
So don't let the world bring you down
Not everyone here is that fucked up and cold
Remember why you came and while you're alive
Experience the warmth before you grow old
Before you grow old


Y aquí tenéis el vídeo de la canción, que pertenece al DVD The morning view sessions.
http://es.youtube.com/watch?v=J0ZRvxDrOxo

 

posted by Ainhoa on 6:04 p. m. under

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Se acabó

El día 2 de agosto entregué la carta de baja voluntaria en mi trabajo. El día 17 de agosto seré una persona libre de nuevo.
Durante las últimas semanas una idea rondaba mi cabeza sin parar, no podía dejar de pensar que me estaba convirtiendo en lo que nunca quise ser: una contable atrapada en una rutina soporífera por el mero hecho de tener un buen sueldo, un sueldo que ya no era suficiente porque mi vida ya no era mi vida. Hasta hace nada ha estado bien, sobre todo por unas compañeras fantásticas a las que voy a echar mucho de menos, pero estos últimos meses han sido muy duros y me había metido de lleno en una dinámica que consistía en trabajar diez y doce horas al día y esperar como una demente a que llegara el fin de semana, durante el cual todas mis energías se evaporaban pensando en todo lo que iba a hacer y nunca hacía. Pero eso se acabó y no puedo evitar sonreír cada vez que lo pienso. Ahora tengo ante mí las fiestas de mi pueblo, un viaje de diez días por Escocia y, teniendo en cuenta los tiempos que corren, saturados de gente saturada, una indecente cantidad de tiempo libre. Mi prioridad es escribir una novela, y tras ella está el deseo de caminar por Madrid como si fuera una turista, visitando todos esos lugares para los que nunca encontraba un hueco. Tendré más tiempo para mis amigos, para leer sin parar, para ir al dentista, al ginecólogo, limpiar a fondo la cocina o ir a Tráfico a cambiar la dirección del coche, para tumbarme en el suelo de mi salón mientras escucho a John Frusciante, para ver todas las pelis de Eric Rhomer que todavía no he visto, para volver a estudiar francés..., y para pensar de nuevo, de verdad, por fin.
Sé que mucha gente pensará que soy una inconsciente por haber dejado un trabajo tan bien pagado que tampoco implicaba un gran desgaste físico, pero no me importa, porque es mi vida y porque, como dice mi padre, día que pasa no vuelve y yo ya no quería desperdiciar ni uno más de esos días. No tengo hipoteca, ni hijos, mantengo mi nivel de responsabilidad bajo mínimos (por razones de salud mental), así que creo que esta decisión que he tomado es casi una obligación, por todos aquellos a los que los tipos de interés y los precios de las guarderías les tienen cogidos por los huevos. Un saludo desde mi libertad.

 

posted by Ainhoa on 4:27 p. m. under

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