rocknrolla, de Guy Ritchie



25 de Febrero de 2011

A estas alturas, ni sé cuántas veces he visto RocknRolla de principio a fin, pero es que cada vez que la pillo, aunque sea a la mitad, en algún canal de Digital +, no puedo evitar quedarme embobada delante del televisor. Supongo que es porque tiene unas actuaciones soberbias y un guión redondo, macarra y con toques shakespearianos. La historia se desarrolla en Londres, ciudad en la que la corrupción urbanística tiene ocupados a delincuentes de todos los niveles. Uno de los personajes principales es Lenny, un mafioso de la vieja escuela que ve cómo un multimillonario ruso le va comiendo el terreno sin saber hacerle frente. Por otro lado está “The wild bunch” (algo así como “El grupo salvaje”), una panda de delincuentes de poca monta que acaba interfiriendo en los negocios de Lenny con el ruso y el concejal de urbanismo sin saberlo, a través de la contable del ruso. Y por último, el hijo de Lenny, una estrella del rock yonqui, que cada cierto tiempo “muere” para aumentar las ventas de sus discos, en cuyas manos caerá el verdadero premio de toda la trama. Y para cerrar el círculo, la sospecha de que dentro del grupo de delincuentes de poca monta hay un topo. ¿Quién será?
¡Ah! Y no puedo olvidarme de la banda sonora; Guy Ritchie demuestra tener tan buen oído como Quentin Tarantino a la hora de elegir canciones para potenciar ciertas escenas: Black strobe, The Clash, Scientists...

 

posted by Ainhoa on 10:55 a. m. under

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Skippy dies, de Paul Murray

17 de Febrero de 2011

Skippy dies es el título de la última novela que he leído. Y como el título enuncia, efectivamente, Skippy muere; en la página cinco para ser exactos, durante un concurso de comer Donuts a pesar de no haber ingerido ninguno.
Por suerte, una vez superada la desconcertante escena inicial, el autor vuelve hacia atrás en el tiempo, lo que nos da la oportunidad de conocer mejor a Skippy, un chaval de catorce años que está interno en un colegio católico de Dublín. Él será la pieza central de un rompecabezas compuesto por adolescentes con las hormonas revolucionadas, profesores con crisis de mediana edad a pesar de no haber alcanzado la treintena, niñas acomplejadas, pedófilos, camellos, padres enfermos, padres que esperan demasiado o curas que van perdiendo su poder y su fe (algunos nunca la tuvieron).
Dividida en tres partes, la primera es desternillante, sobre todo gracias a los diálogos de los adolescentes, como aquel en el que tratan de encontrar la mejor forma de trajinarse a una sirena.
En la segunda parte, el libro comienza a asomarse a lugares un poco más oscuros y culmina con la muerte de Skippy.
En la tercera, la ausencia de Skippy la notamos tanto como la notan sus amigos. Todo se complica y se vuelve triste. La decepción de los personajes pesa demasiado, lo que no es necesariamente malo para el lector, sino diferente, como si el libro hubiera alcanzado uno de esos mundos paralelos con los que Ruprecht Van Doren, el compañero de cuarto de Skippy, está obsesionado.
Creo que la novela todavía no está traducida al castellano, así que si os atrevéis con seiscientas sesenta y una páginas en inglés, os la recomiendo fervorosamente, a gritos incluso; os obligaría a leerla (siempre por vuestro bien, por supuesto).
Título: Skippy dies
Autor: Paul Murray
Editorial: Penguin Books
Año de publicación: 2010
Páginas: 661
ISBN: 978-0-241-14497-8

 

posted by Ainhoa on 9:39 a. m. under ,

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Destacados

09 de febrero de 2011

El año pasado leí cuarenta y cuatro libros y, de esos cuarenta y cuatro, destaco los siguientes por diferentes motivos:

Perdidos, de Peter Straub, por ser la mamarrachada más ridícula que he leído en años. Cada uno destaca por lo que puede.

Zodiac, de Robert Graysmith, porque el autor, que trabajaba en el periódico al que el asesino conocido como Zodiac remitía los mensajes en clave sobre sus crímenes, hace un trabajo de investigación impresionante que traslada al papel de forma que, aunque conozcas la historia, no puedes dejar de leer.

Vía revolucionaria, de Richard Yates, porque a pesar de contar una historia poco original y hacerlo sin artificios, hay algo en su prosa que te hace disfrutar con cada línea.

Muerte de una heroína roja, Visado para Shanghai y Seda roja, de Qiu Xiaolong. ¡Qué emoción cuando uno descubre un autor con el que sabe que podrá contar siempre que quiera o lo necesite! Novelas policiacas de las buenas, protagonizadas por el inspector Chen Cao, también poeta y gourmet, que resuelve casos bajo el régimen de Deng Xiaoping.

Medium Raw, de Anthony Bourdain, porque Bourdain es como una estrella del rock, pero de las de antes, de las que denostaban las poses y las etiquetas y decían y hacían lo que les daba la gana sin importar las consecuencias. Bourdain es como esas estrellas pero en gastronómico.

Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, porque por fin conseguí leer esta novela hasta la última página, tras años de intentos frustrados. Lo mejor, la infancia de Heathcliff. Lástima que de mayor el resquemor le nublara el juicio y le convirtiera en un personaje tan insufrible.

Nueve cuentos, de J.D. Salinger. Creo que no hace falta decir nada.

También me gustaría destacar los cómics de Taniguchi y las aventuras que he leído de Sherlock Holmes.

Y creo que esto es todo. Impaciente estoy por ver qué me depara este año a nivel literario. Por el momento ando inmersa en una auténtica joya de un escritor irlandés de la que os hablaré en cuanto la termine.

 

posted by Ainhoa on 11:33 a. m. under

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¿Crees que la música tiene el poder de cambiar a la gente?


01 de Febrero de 2011

"-Entonces me gustaría preguntarte una cosa. ¿Crees que la música posee el poder de cambiar a la gente? Es decir, que si, en un momento determinado, escuchas una música determinada, ésta puede hacer que se produzcan grandes cambios dentro de ti.
Ôshima asintió.
-Por supuesto-dijo-. Eso sucede. Experimentamos algo y, como resultado, ocurre algo. Es una especie de reacción química. Luego nos examinamos a nosotros mismos y descubrimos que la gradación de todo lo que nos rodea ha ascendido un punto. Y que, a nuestro alrededor, el mundo se expande. Yo lo he experimentado. No sucede muy a menudo, pero a veces ocurre. Es como el amor."

H. Murakami
Kafka en la orilla

 

posted by Ainhoa on 11:42 a. m.

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