Ya está. Ya pasó. A la Navidad me refiero. Ha estado bien. Me he reído mucho. Incluso he podido disfrutar de la nieve. Pero aun así, son días que tienen un regusto angustioso, que me aturden. Los disfruto pero quiero que pasen rápido. Será que mi padre ya no tiene la misma alegría que antes. Será que tengo que contestar a las mismas preguntas un millón de veces. Será que en casa de mis padres, aunque todavía tengo mi habitación, ya no la siento como propia. Será este maldito resfriado. Y toda esa gente que ya no está. Sobre todo ellos. Por eso prefiero acordarme de vosotras, y de la jaula de la discoteca, y de la pequeña Daniela y su peluca verde, y de las teorías sobre la endogamia que tanto dieron de sí. Y es que, pensándolo bien, han sido unos días muy divertidos. Es solo que si no se llamaran Navidad…
2 comentarios:
Si no se llamara Navidad, todo cambiaría, pero vivimos una complejo de Navidad mezcla de comedia americana junto con los polvorones de toda la vida. Vamos, un mejunje que no pasa si no bebes algo (alcohólico, al ser posible). Un beso.
Es que lo de ser felices por obligación durante unos días condiciona demasiado. Por eso, el mejunje siempre alcohólico, por favor.
Besos.
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