06 de Julio de 2009
Tenemos que hablar de Kevin es uno de esos libros que se te quedan enredados en la memoria después de hablerlos leído. Y eso, a pesar de tener un montón de cosas que no me gustaron demasiado.
La historia está contada por Eva Khatchadourian a través de una serie de cartas dirigidas a su marido. Eva es la madre de Kevin y Kevin es el autor de una masacre en un instituto estadounidense. Mientras su hijo cumple condena, ella, por medio de esas cartas, repasa su vida, su matrimonio y sobre todo su papel como madre de un niño que acabó convertido en asesino adolescente, tratando de comprender lo que ocurrió y cuál fue su papel en lo que hizo Kevin.
Una de las virtudes del libro es que no termina siendo un análisis panfletario sobre un asunto tan peliagudo como las matanzas en los institutos americanos. Otra, la nitidez de los personajes. Otra, algunas de las reflexiones que Eva hace sobre la maternidad, crudas, sinceras y alejadas de lo políticamente correcto. Y la tensión, porque si algo hace bien la autora es mantener la tensión durante toda la novela.
Pero, como ya he dicho, hay un montón de cosas que no me gustaron, como por ejemplo que Kevin fuera tan malvado casi sin haberlo parido y que esa maldad del hijo se plantee como una consecuencia lógica de su frialdad como madre, ya que ella no quería tenerlo. O que su marido justifique los actos de Kevin de una forma que resulta un tanto exasperante. Tampoco me convenció que la niña que tuvieron después, mucho más deseada por Eva que Kevin, fuera todo lo contrario, la bondad personificada. Demasiado maniqueo para mi gusto. Y el truco que utiliza para revelar al lector por qué las cartas de Eva no tienen respuesta me pareció una tomadura de pelo, un giro efectista que chirría demasiado.
Aún así, Kevin Khatchadourian, ayudado por ese nombre tan aparatoso, es uno de esos personajes inquietantes que resultan difíciles de olvidar porque está muy bien creado "visualmente". Quiero decir que, a pesar de ese maniqueísmo, de esa maldad sin fisuras poco creíble a veces, lo "ves" con tanta nitidez que se te mete en la cabeza y acabas pensando en él como en alguien que de verdad hubieras conocido, y creo que ese es uno de los mayores aciertos de la novela.
posted by Ainhoa on 9:48 a. m.
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Reseñas
10 comentarios:
Impresionante análisis.. estoy pensando en sacar un fanzine sobre libros... ya te diré xD Puede que hasta te sakes un dinerillo para ir al zine
Sobre los talleres, sigo dándolo vueltas pero no veo nada claro, creo que es porke acabo de abrir y necesito estabilidad.
Más que estabilidad, creo que lo que necesitas es centrarte en algo concreto. Un día de estos me paso por la papelería y hablamos.
Besos.
Parece interesante. No sé si me apetece realmente meterme en un drama desgraciadamente tan real, pero lo tendré en cuenta. Besos!
No es un libro ligero pero, a pesar de todas esas cosas que no me gustaron demasiado, te lo recomiendo. Además, es de los que enganchan.
Besos.
Hola, me he leído tenemos que hablar de kevin en un día, parando para comer y poco más, porque como bien dices engancha. Tienes razón, no es un libro redondo, el golpe de efecto final te impacta, pero no encaja por forzado y porque ella sigue viva para contarlo cuando normalmente los psicópatas o sociópatas a las primeras que se suelen cargar son a las madres o mujeres que representen la figura materna. El origen de los problemas que tiene el libro, que aún y así es un buen libro, es que la escritora no es madre y eso hace que el último tramo desvirtúe lo que es un inicio totalmente realista por muy mal que nos pueda hacer sentir esa realidad. Soy madre y no he tenido ese tipo de vivencias porque mi bebé nació y era perfecto y eso me ha permitido ser una madre sin reproches, feliz y estereotipada, pero he visto casos similares a los que se describen en la novela, los primeros años de vida de Kevin, y las madres piensan y actúan como Eva. Y si no lo verbalizan lo están pensando. Hay quien consigue ser sincera con sigo misma y reconocer el problema, pero cuantas veces por el temor ha ser rechazado socialmente o por puro autoengaño las madres (y padres) hacen papelones como el que le toca en la novela al Sr. Plastic, infinitas. La novela va pediendo su fuerza, su valentía y al final, ¿qué intenta? Nos quiere vender la moto de que Kevin va a recapacitar...No me lo creo, es un anibal lecter desde la cuna y no se va a achicar nunca porque su condición es la de no tener ninguna deferencia con el resto de seres humanos, meros objetos. Perdón por toda esta parrafada, sólo quiero constatar que conozco gente que ha tenido sensaciones muy encontradas durante su embarazo, incluso embarazos no deseados y depresiones post parto, y el rollo ya no soy la que era más que una vaca, casi todas las variantes, y los niños no son psicópatas, precisamente cuando reconoces aún niño malo te asustas porque puede que se sienta alentado por una educación nefasta, pero él ya es así, los padres sólo les dan alas.
Tengo que corregirme porque el adjetivo perfecto que utilizo para definir a mi hijo recién nacido, debería ir entrecomillado, si no es una pedantería, me refiero a que no lloraba, comía etc
Gracias por tu comentario, María. Y no te disculpes por la parrafada, como tú dices, que yo estoy encantada de leer y contestar a todo lo que me queráis decir.
A mí el final tampoco me convenció nada, pero no estoy de acuerdo con eso de que el problema es que la autora no es madre. La ficción es ficción y si nadie pudiera escribir sobre cosas que no ha experimentado, la literatura universal se hubiera perdido grandes obras. Yo creo que el problema es que Kevin es tan, pero tan malo desde que nace que esa especie de intenro de pedir perdón al final de la novela no encaja demasiado. Aunque todavía encaja menos la reacción de Eva. Quizá si le hubiera dado un poco más de tregua al personaje...
Y ya sabes, pásate cuando quieras por aquí y deja todas las parrafadas que te parezca ;-)
Un saludo.
Hola, acabo de leer el libro y realmente impactante. No me gustan los niños, no tengo hijos, buscaba en su lectura alguna luz sobre las madres cabronas que se quieren más a ellas que a los hijos y no ha sido el caso, esta mujer no deja de querer a esa especie de engendro que es su hijo.
No estoy de acuerdo con maria lópez cuando dice: "no encaja por forzado y porque ella sigue viva para contarlo cuando normalmente los psicópatas o sociópatas a las primeras que se suelen cargar son a las madres o mujeres que representen la figura materna". eso es una generalización que no sé de donde te sacas, pero a la que no han llegado ni estudioso del tema de los psicópatas como Vicente Garrido, o el Centro Reina Sofía para la Violencia (http://www.centroreinasofia.es/actividades2imp2.asp?secao=17&categoria=7&subcategoria=0&id=69).
El libro me mantuvo interesada y me dejo boquiabierta con el final. Lo volveré a leer porque la trama de la intriga me hizo perderme otros detalles que me han alucinado. Qué detallismo.
Saludos.
Helena
Hola Helena.
Gracias por dejar un comentario en una entrada tan antigua.
Aunque hace ya bastante tiempo que leí este libro, lo cierto es que sigo acordándome de él y alguna vez he pensado en releerlo para fijarme más en esos detalles de los que hablas.
Un saludo.
http://tenemosquehablarde.blogspot.com/2011/03/la-red-social.html
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