Obras, tapones y poesía china


Hoy han empezado las obras en mi edificio. Llevaban amenazando con ello varios meses y, cuando ya casi me había olvidado del tema, ha comenzado el ruido, madrugador y contundente.
Lo primero que he hecho esta mañana es ir a la farmacia y comprar unos tapones para los oídos. Lo segundo, preguntarle a uno de los albañiles cuánto va a durar el infierno. Afortunadamente no va a ser tanto como me temía, apenas semana y media.
Hace unos minutos, con los tapones en los oídos (bendito invento), he terminado de leer un artículo sobre los pasajes líricos de la poesía china en los que se utilizan lo que se llaman palabras vacías. Con ellas se pretende que el ch`i (aliento o espíritu) circule por el poema, que le permita respirar. El vacío es el eje en torno al que se contruye el poema, el que define la relación entre las palabras. Supongo que tendría que leer alguno de estos poemas para llegar al meollo de la idea, pero como tal, como idea, ahora que voy a pasar unos días de nervios acumulados en el estómago por el molesto ruido de un taladro gigante, no puede dejar de parecerme sugerente. Pienso en ese vacío acariciando los contornos de las palabras como el aire acaricia las copas de los árboles e imagino paisajes lejanos; algunos los he visitado, otros sólo existen y existirán, lo sé, en mi imaginación, en una imaginación que ahora anda apretujada, que parece más densa, por la presión de unos tapones de espuma blanda.

 

posted by Ainhoa on 2:05 p. m. under ,

3 comentarios:

Capri c'est fini dijo...

Refugiate en ese vacío de la poesía china porque lo vas a necesitar y practica la meditación: no voy a matarlos...no voy a matarlos... Un beso.

Ainhoa dijo...

Ya me gustaría refugiarme en ese vacío, pero es que me resulta imposible. Afortunadamente mis instintos asesinos han quedado aplacados por la cara de bonachón que tiene el caballero que ahora mismo anda taladrando las paredes de mi rellano. Incluso ha pedido disculpas por las molestias.
En fin, que sobreviviré (espero).
Un beso.

Liberto Brau dijo...

Sé que te gustaba leer mis cosas y de algún modo quiero regalarte algo para seguir vivo en tu recuerdo... Escribes sobre el vacío y me gusta escribir acerca del vacío... Te voy a contar algo: recordando a sus discípulos aquellas palabras de Arya Ajnatakaundinya, Hsu (Xu) Yun habla: “Por ejemplo, un viajero se detiene en una posada donde pasa la noche o toma su comida, y tan pronto como ha acabado, recoge y continúa su viaje, porque no tiene más tiempo para permanecer allí. Tal como el anfitrión de la posada, él tampoco tiene sitio adonde ir. Por lo tanto, una cosa es extranjera cuando no se queda. O también, en un cielo claro, cuando el sol asciende y su luz entra en la casa a través de una rendija, el polvo es visto moviéndose en el rayo de luz mientras que el espacio vacío permanece inmóvil. Por lo tanto, aquello que está sin movimiento es la vacuidad y aquello que se mueve es polvo”...

El “polvo extranjero” representa el falso pensamiento, y la vacuidad ilustra la propia naturaleza que es el permanente anfitrión que no sigue al invitado en sus posteriores idas y venidas. Esta escena sirve para pensar en la eterna e inamovible propia-naturaleza que no sigue al falso pensamiento en sus repentinos e imprevisibles surgir y decaer. En consecuencia, se dice: “si uno se despreocupa de todas las cosas, encontrará que no hay inconvenientes cuando está rodeado por todas las cosas”. Mediante la figura del polvo que se mueve por sí mismo y no obstaculiza al vacío, la vacuidad que es absolutamente inamovible, se quiere expresar que el falso pensamiento surge y decae por si mismo y no supone obstáculo alguno a la propia-naturaleza, la cual es inmutable por su condición de “Bhutatathata” (naturaleza subyacente a todas las cosas, que ni cambia ni actúa... siendo su totalidad, su mismidad)... En otras palabras, la mente auténtica es el anfitrión que no se mueve y el falso pensamiento es el huésped viajero, parecido al polvo. El polvo es muy fino y baila en el aire. Es visible solo cuando la luz del sol entra por una abertura. Esto significa que los falsos pensamientos en nuestras mentes son imperceptibles en el proceso habitual de pensar. Se hacen visibles sólo cuando nos sentamos en meditación durante nuestro aprendizaje —según las enseñanzas del Maestro Hsu Yun. En medio de este permanente elevarse y caer de los pensamientos mezclados entre ellos en el tumulto del falso pensamiento, si nuestro aprendizaje no es eficaz, nunca seremos capaces de actuar como un anfitrión; de aquí nuestro fallo al querer buscar en esa confusión la “iluminación” y nuestro ir a la deriva en el océano del nacimiento y la muerte... Así sólo seremos un "pau llanes" en nuestra presente trasmigración y luego un "Liberto Brau" en la próxima, por ejemplo... Sin embargo, la mente verdadera no actúa de este modo, ni va ni viene, no nace ni muere... No se mueve sino que permanece sin movimiento, como el anfitrión, “dueño de su casa”. —“Este anfitrión se parece a la inmutable vacuidad en la que el polvo baila. Es también como el anfitrión de una posada que siempre está allí por que no tiene otro sitio donde ir” (Hsu Yun)...

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