Sobreviviendo a la Navidad

Hacía mucho tiempo que no pasaba casi quince días seguidos bajo el mismo techo que mis padres y mis hermanos. Acabo de regresar, viva y afortunadamente con pocos rasguños. Ha sido cuestión de ser invisible a ratos, de comportarme como la versión de mí misma que debe de habitar en alguna dimensión paralela, aquella que nunca se marchó del pueblo, de retirarme a mi habitación a tiempo y de no trastocar su rutina más allá de lo que pueda hacerlo la Navidad, que eso no es culpa mía. Y la cuestión es que todo ha salido bien y lo he disfrutado como no pensaba que pudiera hacerlo, a pesar de algún encontronazo puntual con uno de mis hermanos (sin consecuencias dramáticas), que algo había que hacer para dejar bien claro que no somos la Familia Corazón y que tampoco nos gustaría serlo. Porque, aunque la distancia hace que a veces lo olvide, nosotros somos ruidosos y excesivos, y expresamos nuestras opiniones a grito pelado y aunque no discrepemos seguiremos gritando porque así nos entendemos mejor. El primer día casi me da un ataque al corazón, tan descolocada como me sentía de repente; hoy me ha dado mucha pena despedirme de ellos, la misma que me dio ayer despedirme de Las Chungas, que son las mejores, con las que he pasado quince días de cafés, juergas, conversaciones interminables y niños, porque sí, algunas de ellas se han convertido recientemente en mamás, lo que me convierte en tía, en la tía Ainhoa, como le dice Álvaro, el marido de Raquel a su hija Daniela, haciendo que la tía Ainhoa se emocione al escucharlo.
Y ahora estoy de vuelta en Madrid, sintiéndome dueña de nuevo de mi espacio y mi tiempo, que ya sé que es una ilusión, pero de ilusión también se vive o quizá sea eso precisamente de lo que trata todo este lío extraño de la vida, quizá no sea nada más que ilusión, en un sentido u otro, que cada uno elija el que más le convenga.

 

posted by Ainhoa on 2:08 p. m. under

2 comentarios:

anuskabele dijo...

Soy anuskabele de las chungas (según Natalia deberia cambiar a mi real apodo de nuestro querido pueblo pero mi respuesta de momento es que no me apetece nada. Un trauma infantil no se me pasa en unas Navidades pero con los shocks que recibí esta Nochebuena de todas ya veremos). Me he emocionado leyendote porque me ha gustado mucho cómo escribes. Y gracias a tus consejos de lecturas, he empezado a leer Rayuela por las noches. Te contaré cómo me va con el libro y con el resto de las cosicas. Un beso

Ainhoa dijo...

Hola, guapa, qué ilusión verte por aquí, que después de estar todo el día juntas ya te echaba de menos. Ya me dirás que te parece "Rayuela". No es que sea una lectura excesivamente fácil pero merece la pena.
Y, venga, anímate con el apodo alfareño, que no está tan mal (acuérdate del mío). Además, da igual que te resistas, si Natalia insiste, te quedarás con él.
Un besazo.

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