“Hace seis días un hombre voló en pedazos al borde de una carretera en el norte de Wisconsin. No hubo testigos, pero al parecer estaba sentado en la hierba junto a su coche aparcado cuando la bomba que estaba fabricando estalló accidentalmente. Según los informes forenses que acaban de hacerse públicos, el hombre murió en el acto. Su cuerpo reventó en docenas de pequeños pedazos y se encontraron fragmentos del cadáver incluso a quince metros del lugar de la explosión. Hasta hoy (4 de julio de 1990), nadie parece tener la menor idea sobre la identidad del muerto.” Así comienza Leviatán, la novela de Paul Auster publicada en 1992, en la que, a pesar de todo, sí hay un personaje que conoce la identidad del muerto; ese personaje es Peter Aaron y ese muerto es Benjamin Sachs. Él será el encargado de contarnos la complicada historia que condujo a su mejor amigo a tan trágico final.
Aaron y Sachs se conocen en un bar un día en el que la ciudad de Nueva York está sufriendo una terrible tormenta de nieve y en el que ambos pensaron quedarse en casa. A partir de ese encuentro fortuito sus vidas se entrelazan.
Benjamin Sachs es un personaje fascinante, autor de un libro de culto, encarcelado tras su negativa a combatir en la guerra de Vietnam, en permanente búsqueda de una coherencia existencial. Peter Aaron es el alter ego de Paul Auster, con evidentes referencias a la propia vida del autor.
Junto a Aaron y Sachs aparecen Fanny, la mujer de Sachs y, casualmente, el amor platónico de Aaron desde los años universidad; la interesante María Turner (personaje basado en la artista conceptual francesa Sophie Calle), que tendrá un papel fundamental en la caída que sufre Sachs y que alterará su vida y la de todos los que le rodean; la amiga de María, Lillian Stern, el marido de esta, Reed Dimaggio, el chico al que este asesina sin motivo aparente, Dwight McMartin…Porque esta obra es un puzzle en el que la casualidad y el azar tienen un papel fundamental. Es una obra en la que las relaciones interpersonales y las relaciones del ciudadano con el Estado se funden, porque tampoco hemos de pasar por alto el título de la novela, Leviatán, que es el nombre que Thomas Hobbes le dio al Estado absolutista que impone su dominio sobre el caos de las relaciones individuales.
Una novela tejida con un hilo muy fino de forma magistral y un personaje, Benjamin Sachs, difícil de olvidar, al menos para mí.
1 comentarios:
Disculpe la intromisión. Hemos empezado en www.lenguasdefuego.net una lectura de El palacio de la luna de Paul Auster. Quizá este interesado en participar.
Gracias por todo. Un saludo.
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