La belleza del desierto es el silencio. Y con el silencio se empieza a comprender todo. Sam Shepard
21 de diciembre de 2009
Hasta el año que viene
16 de diciembre de 2009
The Clash - London Calling
16 de Diciembre de 2009
"Nos comunicábamos por medio de la música; era el ruido de su vida interior".
Las palabras, de Jean-Paul Sartre
7 de diciembre de 2009
Niños en la galería Tate Modern
30 de noviembre de 2009
Aniversario por capítulos
Paco y yo somos muy dados a celebrar cumpleaños y aniversarios por capítulos. Por ejemplo, ayer por fin concluimos la celebración de nuestro undécimo aniversario, que en realidad fue el 16 de octubre. Y es que tuvimos que esperar más de un mes para que él disfrutara de mi regalo porque eran un par de entradas para ver el partido entre el Rayo Vallecano y su adorada Real Sociedad (me hace gracia que un avulense sea de la Real). Así que nos fuimos para Vallecas, a pesar del frío y la lluvia, y la verdad es que lo pasamos muy bien. Había muy buen ambiente, con un montón de aficionados de la Real. El partido terminó con empate a tres y aunque hubiera reparto de puntos y la Real perdiera el liderato de segunda división, al menos vimos un montón de goles. Además, nos encontramos con un amigo al que hacía un montón de años que no veíamos. Era compañero nuestro de trabajo en el restaurante en el que Paco y yo nos conocimos. Al acabar el encuentro, nos tomamos unas cuantas cañas con él y un amigo suyo. Ya de vuelta en nuestro barrio, Paco y yo seguimos de cañas, no olvidemos que estábamos celebrando el capítulo final de nuestro aniversario.
24 de noviembre de 2009
Siri Hustvedt

16 de noviembre de 2009
Las gafas de Sánchez Mazas
"El día siguiente todo transcurrió con normalidad; al otro día todo cambió. Como cada mañana, Sánchez Mazas se levantó con el sol, cogió el paquete de comida que le habían traído de Mas Borrell y se encaminó al Mas de la Casa Nova; al cruzar el cauce del arroyo tropezó y cayó. No se hizo daño, pero se rompió las gafas. El hecho, que en circunstancias normales le hubiera contrariado, ahora le desesperó: padecía una aguda miopía, y sin el concurso de los cristales la realidad era sólo un puñado ininteligible de manchas. Sentado en el suelo, con las gafas rotas en las manos, maldijo su torpeza; a punto estuvo de echarse a llorar de rabia."
Soldados de Salamina, Javier Cercas
Sánchez Mazas, además de periodista y escritor, fue miembro fundador de la Falange Española, inventó el grito "¡Arriba España!" y fue uno de los compositores de la letra del Cara al sol. También era monárquico y pertenecía a la alta sociedad. Y nada de eso me gusta (y yo soy bastante visceral con mis no-gustos). Pero cuando leí el párrafo que he copiado al principio, perteneciente a Soldados de Salamina, sentí una gran pena por él. En una novela que habla de la guerra y de las miserias del ser humano, ese párrafo que cuenta cómo se le rompieron las gafas mientras se escondía en el monte, tras haberse librado de un fusilamiento seguro, fue uno de los que más me conmovió y es uno de los que más recuerdo. También fue una pena visceral, ajena a la razón y a cualquier expresión espontánea de aquello que una tiene interiorizado; algo como "que se joda el cabrón fascista de mierda". Era una pena de las que se sienten en el estómago al visualizar la imagen de un hombre sentado en el suelo, desconcertado, indefenso y a punto de romper a llorar, con sus gafas rotas en la mano.
9 de noviembre de 2009
Actualizando el blog a base de excusas
Todos los días me levanto pensando que tengo que actualizar el blog, pero al final no lo hago. El caso es que ando escribiendo un relato que quiero enviar a un concurso y eso me tiene ocupada la mayor parte de la mañana. Luego me pongo a cocinar y claro, ahora que una tiene cierta dignidad gastronómica y aspira a que, por poner un ejemplo, la cebolla de sus platos no parezca cortada a mordiscos, pues eso, que al final me quedo sin tiempo para nada más. Podría actualizar el blog por la tarde, pero resulta que después de comer comienzo a perder energía, como Terminator después de ser aplastado por una plancha de acero (porque mis ojos sólo son rojos en las fotos, que si no seguro que se me apagaban). Como consecuencia de ello la creatividad desaparece y aunque alguna vez me ha dado por encender el ordenador dispuesta a escribir algo decente, lo cierto es que no me centro. Así que, para equilibrar mi existencia, dejo para las tardes actividades más o menos prácticas, como hacer la colada o planchar o enseñar inglés a un grupo de preadolescentes macarras, el mejor antídoto contra la falta de energía vespertina sin lugar a dudas.
Espero que este montón de excusas valga como actualización.
30 de octubre de 2009
Galletas de avena y pasas con un toque de canela
23 de octubre de 2009
La estatua del jardín botánico
23 de Octubre de 2009
No sé por qué hoy me he despertado tarareando esta canción. Hacía siglos que no la escuchaba. A saber qué habré soñado.
20 de octubre de 2009
Ávila
13 de octubre de 2009
Solidaridad emocional
"Un hito importante del proceso evolutivo fue la invención del canto y la danza, porque cuando los grupos humanos flexionan sus grandes músculos y se mantienen juntos moviéndose y voceando rítmicamente despiertan una cálida sensación de solidaridad emocional que hace que la cooperación y el apoyo mutuos en situaciones peligrosas sean mucho más firmes que antes. Debido a ello, el canto y la danza se hicieron universales entre las comunidades humanas. Este comportamiento es tan distintivo de nuestra especie como el propio lenguaje. Su gran ventaja estaba en que los grupos más numerosos podían mantenerse unidos, resolver discrepancias y defender el territorio más eficazmente, porque el hecho de unirse para cantar y bailar disipaba las fricciones y rivalidades entre todos los participantes."
Las redes humanas, J.R. McNeill y William H. McNeill
4 de octubre de 2009
También fuimos a Santorini
30 de septiembre de 2009
13 de septiembre de 2009
Bajo el sol de la Toscana
7 de septiembre de 2009
Ciudades oxidadas y un Cristo en el jardín
El pueblo se acaba. Al final, una explanada de grava y un bar que parece un aserradero. Escuchamos el chirrido de unas ruedas. Damos un salto nervioso. Por un momento creo que nos van a atropellar. Un Dacia amarillo canario se detiene delante del bar; de él salen siete u ocho chavales, uno detrás de otro, como en un anuncio. Se ríen de nosotros, del susto que nos hemos llevado. Acabamos por reír nosotros también, ¿qué otra cosa podemos hacer? Damos media vuelta, regresamos al motel y cogemos el coche. Vamos al otro lado del pueblo, al gris. Ha oscurecido y todavía parece más deslucido. Encontramos un bar abierto. Está vacío. Nos sentamos en unos asientos forrados de falso cuero granate. La cerveza, de medio litro por supuesto, nos sabe a gloria. Comienza a entrar gente. Casi todos son hombres que nos saludan con amabilidad y hablan con nosotros a pesar de que con gestos les indicamos que no entendemos nada. Eso no les frena, siguen conversando y se ríen y nosotros nos sentimos bastante torpes, rozando la estupidez.
Nos gustaría comer algo, pero allí no dan de comer así que seguimos bebiendo y para cuando salimos del bar estamos borrachos y hambrientos. Afortunadamente, tenemos provisiones en el hotel.
A la mañana siguiente amanecemos descansados y es que los colchones de Rumanía son increíblemente cómodos. Sin duda este es un gran país para dormir (claro que todavía no hemos llegamos a ese hotel-cuchitril llamado, con sorna imagino, La perla de Maramures, pero esa es otra historia). Descansados, el entusiasmo por este país aumenta con cada despertar. Hablamos de que la parte más gris de este pueblo también tiene su encanto. Nos gustó el bar en el que estuvimos la noche anterior, de hecho, varios meses después, seguimos hablando de él, porque la cerveza costaba ochenta céntimos el medio litro y porque estábamos en un entorno extraño pero amable y esa es una combinación perfecta. Nos decimos que incluso Baía Mare también tenía su aquel. Será el maravilloso colchón de la cama, no lo sabemos, pero esa mañana estamos dispuestos incluso a apreciar la belleza subrepticia de las ciudades oxidadas, porque parece que también quieren decirnos algo.
31 de agosto de 2009
Garbage. I'm only happy when it rains.
31 de Agosto de 2009
Vale, yo no soy tan drástica como la amiga Shirley Manson, que el sol de vez en cuando también me hace feliz, pero es que estoy harta del calor.
Y a mí que me pareció ver en la previsión del tiempo para hoy una nube monísima cubriendo Madrid… Debe de ser el calor, que provoca alucinaciones.
¿Hace cuánto que no llueve en esta ciudad?
25 de agosto de 2009
Castle
25 de Agosto de 2009
Cuando llevas unos cuantos días tumbada en un sofá, con el pie dolorido y tan moradito como una berenjena, llega un momento en el que nada te entretiene. Leo un poco, veo la televisión otro poco y navego por internet, pero me duele el pie y tengo que pasarme la mayor parte del tiempo en la misma postura, lo que es bastante frustrante. Entonces miro al techo y me imagino corriendo por las calles a lo Usain Bolt, que no es que yo sea una persona deportista, pero ahora que no puedo ni bajar a comprar el pan, me han entrado ganas de consagrar mi vida al deporte (ganas que se me pasarán en cuanto me cure, por supuesto).
En fin, a lo que iba, que hay pocas cosas que, después de muchas horas en el sofá, me entretengan. Una de esas pocas cosas es una serie del canal AXN, "Castle". El protagonista es un exitoso escritor de novelas de misterio que tiene que colaborar con la policía cuando un asesino comienza a copiar los asesinatos de sus libros. Una vez solucionado ese caso y echando mano de sus contactos con los más altos cargos políticos de NY, consigue el permiso para observar el trabajo de la detective Kate Bekett, en quien quiere basarse para crear a la protagonista de su próxima novela. La serie no sería nada especial si no fuera porque Castle es un personaje encantador. Es un poco patoso, pero perspicaz y divertido, además de sibarita (memorable el capítulo en el que instala en la comisaría una máquina de café de lo más sofisticada después de probar el café que le ofrecen). Se enfrenta a los casos como si estuviera jugando a policías y ladrones. Tiene una familia de lo más excéntrica: una madre actriz que vive con él porque su último marido le robó todo su dinero y que está todo el día con un copazo en la mano, y una hija adolescente que es la madurez hecha persona. Y luego está la tensión entre él y la detective Bekett, por supuesto. Y la forma en la que se sirve de su fama para acceder a jueces, fiscales, senadores e incluso al alcalde de NY, con el que juega al póker a menudo. Una pena que la primera temporada termine la semana que viene. Espero que para entonces tenga mejor el pie.
19 de agosto de 2009
9 de agosto de 2009
Codornices al tomillo

6 de agosto de 2009
Bono
Últimamente ando liada con otras cosas y no he podido escribir nada para el blog. Así que esto, que no requiere demasiado esfuerzo por mi parte, va dedicado a Fenosa, que luego me echa la bronca porque no actualizo. Prometo subir alguna entrada más currada antes de que nos veamos.
27 de julio de 2009
El cielo de Madrid a 2€


26 de julio de 2009
Cambio de imagen
Aunque me temo que la que lo necesita en realidad es una servidora, me da tanta pereza salir de casa con estos calores para acabar debajo de un secador, que he decidido que el cambio de imagen lo tenga mi blog, que ni suda ni nada y seguro que lo luce con más dignidad. Y es que creo que la anterior versión se había quedado un pelín obsoleta. Todavía tengo que darle algunos retoques y comprobar algunas cosillas, pero por el momento me gusta bastante. Espero que a vosotros también.
25 de julio de 2009
Al sur del Edén, de David Mamet
21 de julio de 2009
Un paseo por Sighisoara
Salonul Magic. Acabamos de encontrar una nueva palabra para nuestra lista. El idioma rumano es latino y muchas de sus palabras son reconocibles para nosotros, con la particularidad de que terminan en “ul”: parcul, arcul, camionul… Es tan divertido que hace días que el perro pasó a ser perrul y el gato gatul, aunque de momento no podamos confirmar que sea así de verdad. El Salonul Magic tiene un anacrónico letrero en forma de espejo enmarcado por unos rizos herrumbrosos (me recuerda al espejo de la madrastra de Blancanieves); es una peluquería situada en una plaza de la parte baja de Sighisoara, ciudad medieval amurallada de la región de Transilvania que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.
Tras añadir salonul a nuestra lista, tomamos la empinada calle que nos llevará a la Torre del Reloj, en la ciudad alta.
Es un día nublado y amenaza lluvia, pero nos gusta, y es que pensar en una Transilvania soleada nos produce más pavor que el mismísimo Conde Drácula.
La Torre del Reloj, que tiene un precioso tejado de fantasía hecho de tejas de cerámica policromada, mide sesenta y cuatro metros y fue construida en la segunda mitad del Siglo XIV. El reloj de la torre tiene unas figurillas de madera que simbolizan los días de la semana. Nos paramos a observar el conjunto y no se nos ocurre una entrada más apropiada para la ciudad alta.
Las calles están prácticamente vacías y la atmósfera es tan serena y acogedora que fantaseamos con la idea de comprar una de esas casitas color melocotón y trasladarnos a vivir aquí.
Frente a la Torre del Reloj se abre una plaza en la que se encuentra, convertida en bar, la casa donde vivió Vlad Dracul, el padre de Vlad Tepes, el príncipe valaco en el que se inspiró Bram Stoker para crear a su famoso conde. La ciudad es tan encantadora que casi nos habíamos olvidado de que aquí nació Drácula, en 1431, reza la inscripción del busto de piedra de Vlad Tepes que encontraremos más adelante. En realidad se llamaba Vlad Draculea; Tepes quiere decir “empalador”, apodo que se ganó por afición que el voivoda sentía por esta técnica de tortura y muerte. Dracul significa dragón o demonio, de donde deriva Draculea, “hijo de Dracul”.
En la Piata Cetatii, la plaza principal de la ciudad alta que está rodeada de edificios de las épocas renacentista y barroca, hay uno que hace esquina en cuya fachada hay una cabeza de ciervo de madera con cuernos de tamaño natural, justo lo que faltaba para rematar ese aire de irrealidad que nos rodea.
Seguimos caminando por calles adoquinadas y por otras sin pavimentar, entre casas azules, naranjas, rosas, verdes, con tejados que parecen hechos de gigantescas escamas de pez, hasta que encontramos la Muralla que rodea la ciudad alta. Se remonta en su mayoría al siglo XIV, cuando se amplió y fortificó precipitadamente tras los ataques mongoles de 1241. Se conservan nueve de las catorce torres originales, casi todas restauradas, según podemos apreciar dando un paseo por la cara externa, entre maleza y gallinas.
Descendemos hacia la ciudad baja para cruzar el río Târnava. Al otro lado del puente nos recibe, blanca y rotunda como una novia glotona, la Catedrala Ortodoxa, construida a principios del siglo XX. Entramos buscando un poco de calor porque el frío es ahora más intenso. Nos sentamos en una vulgar silla de madera y es que el interior de muchas basílicas tiene un desconcertante aire provisional y luce mobiliario de casa (como el reloj de cocina que hay aquí incrustado en el altar), sillas de comedor o mesas cubiertas con llamativos manteles de plástico sobre los que encontramos velas y estampitas. Observamos en silencio los rituales de los fieles que, a pesar de no ser hora de misa, encontramos allí rezando. Se santiguan al revés que los católicos, primero el hombro derecho y luego el izquierdo, y lo hacen tres veces en el umbral de la iglesia y también delante de la imagen a la que le rezan en privado, pintada sobre los muros o sobre madera. Éstas últimas suelen estar protegidas por cristal para que los fieles las puedan besar. Muchos de ellos recorren prácticamente la basílica, parando delante de cada imagen y besando el cristal que las aísla.
Cuando salimos ya ha anochecido y comenzamos a tener hambre. Hemos visto algunos restaurantes en la ciudad alta que tenían muy buena pinta, pero nos encontramos con la sorpresa de que están llenos. Entonces nos preguntamos, ¿de dónde ha salido toda esta gente? Porque, de acuerdo, había algunos turistas, pero no parecían suficientes como para llenar todos los restaurantes de la parte alta de la ciudad. Volvemos a la ciudad baja y encontramos mesa libre en un restaurante italiano llamado Concordia. Hoy no toca experimentar con la gastronomía rumana (sus sopas, la carne y unas tortas de patata que nunca olvidaremos son excelentes). Pasta y cerveza y un ambiente calentito que agradecemos. Las raciones son abundantes y el precio muy asequible. Aunque a nuestro alrededor el ambiente es ruidoso y la gente juega a las cartas y fuma y bebe cerveza sin parar como si estuviéramos en un bar de uno de los pueblos mineros del norte, la decoración es tan moderna que parece un restaurante de Manhattan. Salvo por una mesa de alemanes, somos los únicos extranjeros. Frente a nosotros se reúne un grupo de chicos y chicas que parece celebrar algo. Uno de ellos pide una pizza de la que podrían comer diez personas y no exagero. Parece que todos sus amigos le toman el pelo y están pendientes de él, como el resto del restaurante, por lo que se afana en no defraudar a un público tan agradecido y cuando se zampa en último trozo nos mira y sonríe con gesto triunfal. Le devolvemos el gesto levantando nuestros vasos, casi vacios, hacia él. Pedimos un par de cervezas más. Se está tan bien aquí…
17 de julio de 2009
Los hombres que no amaban a las mujeres, de Stieg Larsson

14 de julio de 2009
Metallica
Yo no creo en Dios, pero si existiera, me encantaría que se pareciera a James Hetfield. Si tuviera su voz, me sobraría todo lo demás; ni promesas de vida eterna ni chuminadas por el estilo. Un buen "master, master" y me convierto, aunque tuviera que morirme al terminar la canción. Y ni siquiera eso, unas palabritas como las del vídeo que grabé anoche, y que os dejo a continuación, serían suficientes. Vale, a lo mejor es un poco exagerado, pero es que todavía estoy sintiendo la euforia del concierto de ayer (aún no me puedo creer que tocaran Turn the page.)
10 de julio de 2009
Regalos de cumpleaños
6 de julio de 2009
Tenemos que hablar de Kevin, de Lionel Shriver

3 de julio de 2009
Espirales de hojaldre

Aquí tenéis otra muestra de mis "experimentos culinarios" (creo que así los llama Lilith). Espero que os guste si os animáis con la receta.
Ingredientes (20 espirales):
Una lámina de masa de hojaldre (se pueden encontrar en la sección de congelados de cualquier supermercado).
Mostaza Dijon
Jamón cocido (las lonchas necesarias para cubrir la lámina)
Queso a nuestra elección (las lonchas necesarias para cubrir la lámina)
Un huevo
Elaboración:
Es una receta muy sencilla.
Empezamos por poner el horno a 150º para que coja temperatura mientras preparamos las espirales.
Después, untaremos la lámina de hojaldre (previamente descongelada siguiendo las instrucciones del fabricante) con una capa de mostaza Dijon. Como al final enrollaremos la masa empezando por el lado más próximo a nosotros, es mejor dejar unos tres dedos de masa del lado más alejado de nosotros sin untar con mostaza, para que después no se nos salga.
Sobre la mostaza colocamos las lonchas de jamón y después las de queso, dejando igualmente sin cubrir los mismos tres dedos de masa de hojaldre.
Como ya se ha indicado, empezando por el lado más próximo a nosotros enrollamos la masa con el relleno formando un tubo lo más compacto posible. Lo envolvemos con film transparente y dejamos reposar una media hora en la nevera. Después, con un cuchillo bien afilado cortamos el tubo en rodajas de medio centímetro aproximadamente. Colocaremos las rodajas en una bandeja de horno sin que se toquen. Pincelamos la parte superior con un huevo batido para darle brillo y después horneamos durante unos quince minutos a 150º.
Calentitas están muy buenas, pero al día siguiente, frías, están también muy ricas porque el sabor de la mostaza se ha potenciado.