Por el momento Bucarest es tomada como ciudad de partida de la ruta hacia el castillo donde se supone (pero nadie puede afirmar) que habitó Vlad Tepes, el voivoda valaco que inspiró el personaje de Bram Stoker. Qué error más grande. Porque ese castillo es anodino y nada terrorífico y además está lleno de gente mientras que Bucarest permanece sentada en un rincón para no molestar, pero con deseos de ser aceptada entre las chicas bonitas, como una muchacha tímida en un baile. Y para ello se pavimentan calles, se mejora la red de metro, se restauran basílicas y se pintan las fachadas de esos palacetes que hicieron que un día se refirieran a ella como la París del Este. Yo le doy unos cinco años para que comience a estar incluida en esos terribles circuitos que te arrastran de los pelos con tu beneplácito a través de diez ciudades en apenas unos pocos días. Estoy segura de que en cinco años escucharé a la gente cacarear sus virtudes, referirse a su belleza con emoción. ¡Qué bonito! ¡Qué fácil!, exclamaré. Y me enfadaré, y diré que yo estuve allí cuando nadie la quería, recorrí sus calles, infatigable, entre zanjas, baches y un tráfico endemoniado; busqué su belleza y la encontré, ¡claro que la encontré! y además por entonces, diré también, la cerveza era baratísima.
La belleza del desierto es el silencio. Y con el silencio se empieza a comprender todo. Sam Shepard
2 de octubre de 2008
Bucarest
Por el momento Bucarest es tomada como ciudad de partida de la ruta hacia el castillo donde se supone (pero nadie puede afirmar) que habitó Vlad Tepes, el voivoda valaco que inspiró el personaje de Bram Stoker. Qué error más grande. Porque ese castillo es anodino y nada terrorífico y además está lleno de gente mientras que Bucarest permanece sentada en un rincón para no molestar, pero con deseos de ser aceptada entre las chicas bonitas, como una muchacha tímida en un baile. Y para ello se pavimentan calles, se mejora la red de metro, se restauran basílicas y se pintan las fachadas de esos palacetes que hicieron que un día se refirieran a ella como la París del Este. Yo le doy unos cinco años para que comience a estar incluida en esos terribles circuitos que te arrastran de los pelos con tu beneplácito a través de diez ciudades en apenas unos pocos días. Estoy segura de que en cinco años escucharé a la gente cacarear sus virtudes, referirse a su belleza con emoción. ¡Qué bonito! ¡Qué fácil!, exclamaré. Y me enfadaré, y diré que yo estuve allí cuando nadie la quería, recorrí sus calles, infatigable, entre zanjas, baches y un tráfico endemoniado; busqué su belleza y la encontré, ¡claro que la encontré! y además por entonces, diré también, la cerveza era baratísima.
Welcome back!!!
ResponderEliminarMe alegro que hayas disfrutado de tu viaje. Espero verte pronto de vuelta por nuestro grupo. ¡Ah! Si conoces a alguien que pueda estar interesado@ en unirse a nosotros, ya sabes.
Besos
Gracias! Ya te contaré.
ResponderEliminar¿Para cuando la próxima quedada?
Besos.
Este es uno de mis viajes pendientes... mis padres hicieron un viaje a Rumanía cuando yo tenía 2 años, es una laaarga historia que tiene que ver con partidos políticos y regímenes políticos dudosos también, y se trajeron un montón de fotografías preciosas...
ResponderEliminarSeguro que la historia de tus padres da para escribir una novela. Y seguro que les resultaría de lo más interesante visitar el país ahora.
ResponderEliminarYo seguiré contando mis aventuras en próximas entradas, porque además de Bucarest visitamos otras partes del país.
Saludos.
^_^
ResponderEliminarMmmm, a mi me gustó pq fue mi primera salida de España...pero no se, ...creo que despeinada es una gran descripción para el Bucarest que recuerdo :P
¡¡Bienvenida wpa!!!
¡Muchas gracias!
ResponderEliminarPor cierto, falto a una reunión (¿o han sido dos?) y ya veo que la cosa se ha puesto seria con lo del nombre y el blog ;-)
Espero que nos veamos pronto.
Besos.