
A partir de los Vedas y de las Biblias, hemos acogido la noción de libros sagrados. En cierto modo, todo libro lo es. En las páginas iniciales de El Quijote, Cervantes dejó escrito que solía recoger y leer cualquier pedazo de papel impreso que encontraba en la calle. Cualquier papel que encierra una palabra es el mensaje que un espíritu humano manda a otro espíritu. Ahora, como siempre, el inestable y precioso mundo puede perderse. Sólo pueden salvarlo los libros, que son la mejor memoria de nuestra especie."
Jorge Luis Borges
El pasado martes fui a la Feria del Libro de Madrid. Hacía un calorcito agradable y no había demasiada gente, lo que me puso de buen humor y me animó a no pensar en el dinero que me estaba gastando. Me sentía tan bien, tan afortunada con todos esos libros en mi mochila... El libro de la almohada, de Sei Shonagon; Nocturno hindú, de Antonio Tabucchi; Amrita, de Banana Yoshimoto; Cuadernos de la guerra, de Marguerite Duras; Diarios (1925-1930), de Virginia Woolf; Un soplo de vida, de Clarice Lispector; Sauce Ciego, Mujer Dormida, de Haruki Murakami. ¿Cómo no me voy a sentir afortunada?
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