
La belleza del desierto es el silencio. Y con el silencio se empieza a comprender todo. Sam Shepard
18 de diciembre de 2007
15 de diciembre de 2007
Nick Drake - Pink Moon

11 de diciembre de 2007
Las palabras
6 de diciembre de 2007
Dallas

1 de diciembre de 2007
Jardín de Invierno
30 de noviembre de 2007
El oficio de criticar
27 de noviembre de 2007
DECÁLOGO DEL ESCRITOR, por Javier Cercas
Primero. Recuerda que la única forma posible de éxito consiste en escribir el mejor libro que puedes escribir, ese libro que antes de terminar de escribir ni siquiera imaginabas que podías llegar a escribir. No busques ninguna otra forma de éxito: que sea ella la que te busque a ti. Si te pilla, no tengas miedo y haz como si no pasara nada.
Segundo. No escribas para tu madre. Ni para tu padre. Ni para tu novia. No escribas para tus amigos. No escribas para tus enemigos (sobre todo no los odies: el odio, lo dijo Michael Corleone, no te permite juzgarlos). Ni se te ocurra escribir para los críticos. Ni para los editores ni para los agentes ni por supuesto para esa abstracción llamada lector, que, como su propio nombre indica, no existe. Ni siquiera escribas para ti mismo. Escribe para un Dios impecablemente omnisciente, que sabe incluso cuándo estás tratando de engañarlo. Y entonces se ríe con una carcajada horripilante.
Tercero. No olvides que escribir una frase consiste en resolver un problema que la siguiente frase vuelve a plantear. Ni que escribir un libro consiste en lo mismo. Desconfía de la facilidad. No intentes ser inteligente ni sabio ni profundo ni gracioso ni divertido (por Dios santo, no intentes ser gracioso ni divertido: que lo sea el libro). Que el libro sea mucho mejor que tú, que no eres más que un pobre hombre, como todo el mundo. Dedícate a otra cosa en cuanto notes que escribes tratando de quedar bien. No olvides que escribir consiste en reescribir, es decir: en averiguar qué es lo que estaba dentro de ti sin que tú lo supieras.
Cuarto. Huye como de la peste de las frases bonitas, de las palabras bonitas, de quienes escriben con mayúscula la palabra arte, la palabra artista, la palabra obra, la palabra belleza, sobre todo la palabra belleza. Huye de todo lo que suene remotamente a literatura; la literatura es lo que nunca, ni siquiera remotamente, suena a literatura: suena sólo a verdad.
Quinto. Resérvate el miedo que tengas (y ya sé que tienes un miedo espantoso) para la vida, y destiérralo como sea en cuanto te sientes a escribir, para que aparezca entero y verdadero en tus libros, que son lo que de verdad eres. Recuerda que este oficio no es para cobardes, pero recuerda también que el valiente no ese el que no tiene miedo, sino el que tiene miedo y se aguanta y luego embiste y va a por todas.
Sexto. Escribe como si estuvieras muerto y recordaras o inventaras (da lo mismo) cuanto te ocurrió a ti o a otros, igual que si quisieras materializar un espejismo, igual que si contra toda evidencia te hubieras convencido de que, en el momento en que consigas materializarlo, lo que te ocurrió a ti o a otros se volverá más real que lo real, que a fin de cuentas no es nada. Recuerda, por cierto, que no hay nada más importante que la literatura, excepto la vida.
Séptimo. Cultiva tus obsesiones, tus vicios, tu locura y, con moderación, tu cordura; cultiva tus perplejidades, tus pasiones (las altas y las bajas, sobre todo las bajas), tu gusto intransferible (el bueno y el malo, sobre todo el malo), y no olvides reírte con alegre fiereza de ti mismo. Recuerda que tus defectos son también tus virtudes: ni harto de vino rechaces un elogio, porque -esto no lo dijo Michael Corleone, sino La Rochefocauld, pero para el caso es lo mismo- quien rechaza un elogio es porque quiere dos. Y, sobre todo, por nada del mundo te resignes a sentir envidia de un colega o a hablar mal de él: es una confesión de inferioridad.
Octavo. Léelo todo, relee sólo lo más íntimo (pero relee mucho), escribe lo que te salga de las entrañas -por decirlo con una palabra distinguida-, y publica sólo lo que no puedas no publicar. A menos que hayas decidido suicidarte o te hayas perdido por completo el respeto a ti mismo o los acreedores te amenacen con la cárcel o el potro de tortura, no tengas prisa por publicar.
Noveno. Si escribes con ordenador, hazme caso y presiona de vez en cuando el icono Guardar, y no escatimes en copias de seguridad: más que nada para ahorrarte hacer el mamarracho ante ti mismo con la imaginación masoquista y vilmente halagadora de que acabas de perder para siempre la frase o el párrafo o la página que te iba a justificar; si escribes a mano, tienes una posibilidad menos de hacer el mamarracho, así que es preferible que escribas a mano. Este mandamiento es el penúltimo, pero debería ser el segundo.
Décimo. Recuerda (este mandamiento es el último, pero debería ser el primero) no hacer caso jamás de ningún decálogo. Empezando por éste y acabando por el que tú mismo establezcas el día que un periódico decida que eres un escritor de éxito y te entreviste para que improvises un decálogo del escritor de éxito.
26 de noviembre de 2007
ABRO A LA MAÑANA... Pier Paolo Pasolini

22 de noviembre de 2007
Beryl Markham

21 de noviembre de 2007
Marilyn Manson


Ayer fui a ver el concierto que Marilyn Manson dio en Madrid y, obviando el hecho de que duró apenas hora y media y de que se marchó sin despedirse dejándonos a todos un poco desconcertados y con cara de tontos, he de decir que fue un espectáculo genial. Algunos dicen que ya no es lo que era, que ya no "da miedo". Puede ser. Supongo que está en su derecho y quizá ya no le interesa tanto asustar al personal como demostrar que es un gran cantante, más allá de su imagen desafiante. Quizá ha decidido que ha llegado el momento de prestarle más atención al contenido que a la forma, algo que, teniendo en cuenta los tiempos que corren, abonados sin remedio a la banalidad, puede resultar incluso más trasgresor que una caracterización grotesca. Aún así el show no estuvo exento de parafernalia gótica y de alguna que otra provocación como la quema de una Biblia encaramado en un púlpito, pero lo que realmente queda es la energía que transmite, su voz y su figura imponente llenando el escenario.
15 de noviembre de 2007
RHCP Venice Queen: Live at Slane Castle
Hace poco os comenté que un amigo me había regalado el dvd "Live at Slane" de Red Hot Chili Peppers. Ese mismo amigo me ha otorgado la (muy respetada por él) categoría de "friki", eso sí, no soy una friki en el más amplio sentido de la palabra porque según él, para eso todavía me queda mucho: de momento (y siempre según él) sólo soy una "friki de John Frusciante". En fin, que sí, que creo que tiene razón (y esto a mi edad no puede ser nada bueno). Aquí os dejo la interpretación que hicieron en ese concierto de "Venice Queen", uno de mis temas favoritos de los Red Hot Chili Peppers.
14 de noviembre de 2007
Barbapapa

Hace un par de años, en una librería de París, encontré los libros de la familia Barbapapa, que fueron mis favoritos durante mi niñez. Nunca tuve uno que fuera mío, pero los leí tantas veces en la biblioteca de mi pueblo que cuando los abrí en aquella librería parisina no me sorprendí demasiado al comprobar que todavía recordaba las historias y muchos de los detalles de las ilustraciones. Compré dos, en francés, no pude resistirme; de vez en cuando me gusta ojearlos y hay veces en las que siento una especie de vértigo cuando, a través de esos personajes, parece que pudiera regresar a la biblioteca de la Plaza Esperanza, con la bibliotecaria Pilar y su gesto adusto mandándonos callar incluso cuando no abríamos la boca, y aquel olor pesado, como de humedad y polvo y tinta y sudor. Y aunque la infancia nunca me ha parecido ese lugar precioso al que regresar, un viajecito relámpago de vez en cuando no está tan mal.
13 de noviembre de 2007
Hannah y sus hermanas: Nadie, ni siquiera la lluvia...
Esta es mi película favorita de Woody Allen. Quizá lo sea porque , de su filmografía, es la primera que vi hace un millón de años ya, no lo sé. Lo que sé es que me gusta el humor que en ella exhibe, pero sobre todo me gusta su sensibilidad. Y ésta es, sin duda, mi escena favorita. Nobody, not even the rain has such small hands (nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas).
11 de noviembre de 2007
La velocidad de la luz, de Javier Cercas

10 de noviembre de 2007
Postales
9 de noviembre de 2007
Auster, Frusciante, Baricco, Grohl y The Jam
Y por la noche fui con mi novio al concierto que The Jam dio en la Joy y que estuvo genial aunque un poco corto para mi gusto, apenas hora y media, que supo a poco, pero que disfrutamos como locos, a pesar de la ausencia de Paul Weller. Hicieron un repaso de sus clásicos dejándose aún así unos cuantos como That´s entertainment o Private Hell para mi disgusto (lo mismo me ocurrió con Moby hace un par de años, cuando pasó de tocar Extreme ways). En cualquier caso el concierto mereció la pena, por escuchar esas canciones en directo, por el ambiente que crearon y porque siempre me alegra comprobar que a pesar del paso de los años, el aumento de responsabilidades, la alopecia, la flacidez carnal y la barriguita, hay gente que no resigna a deshacerse de todo aquello que en su juventud les hizo felices, y no lo digo por los Jam precisamente, a los que el escenario rejuvenece sin duda, sino por una parte muy grande del público que no se cansaba de corear las canciones, de saltar, aplaudir y sonreír, como si hubieran atrapado en un instante la esencia misma de su juventud. Y es que la música es así de generosa.
7 de noviembre de 2007
Madrid-Canadá

29 de octubre de 2007
That´s entertainment - The Jam

http://es.youtube.com/watch?v=fqnuG2tnrzg
That´s entertainment – The Jam
A police car and a screaming siren
Pneumatic drill and ripped up concrete
A baby wailing and a stray dog howling
The screech of brakes and lamplights blinking
That´s entertainment
A smash of glass and the rumble of boots
An electric train and a ripped up phone booth
Paints splattered walls and the cry of a tom cat
Lights going out a kick the balls
That´s entertainment
Days of speed and slow time Mondays
Pissing down with rain on a boring Wednesday
Watching the news and not eating your tea
A freezing cold flat with damp on the walls
That´s entertainment
Waking up a six a.m. on a cool warm morning
Opening the window and breathing in petrol
An amateur band rehearsing in a nearby yard
Watching the tele and thinking about your holiday
That´s entertainment
Waking up from bad dreams and smoking cigarettes
Cuddling a warm girl and smelling stale perfume
A hot summer´s day and sticky black tarmac
Feeding ducks in the park and wishing you were far away
That´s entertainment
Two lovers kissing at the scream of midnight
Two lovers missing the tranquillity of solitude
Getting a cab and travelling on buses
Reading the grafitti about slashed seat affairs
Tha´t entertainment
28 de octubre de 2007
Ofelia (John Everett Millais, 1851-2)

Ofelia flota como un gran lirio,
flota tan lentamente,
recostada en sus velos...
Arthur Rimbaud
Ofelia, de J. E. Millais se considera la obra más importante de los prerrafaelitas. Representa al personaje shakespearinano, una joven que supuestamente se suicidó lanzándose a las aguas debido a su amor no correspondido por el príncipe Hamlet y por el dolor que supuso la muerte de su padre a manos de su amado, y digo supuestamente, porque la escena del ahogamiento no aparece explícita en la obra, sino que sólo se conoce a través de las palabras de Gertrudis en el momento en el que le comunica la noticia a Laertes, hermano de Ofelia.
La muerte no me suele parecer algo romántico, y mucho menos el suicidio pero, por una de esas contradicciones que nos convierten en humanos, no puedo resistirme a la poesía que emana de esta obra, especialmente después de haber tenido la oportunidad de contemplarla, hace varios años ya, en una exposición organizada por la Fundación La Caixa.
No se trata de una obra de gran tamaño, sino de una pintura exquisita plagada de pequeños detalles que conforman un todo melancólico y delicado: el vestido que parece resistirse a desaparecer de la superficie, las aguas en calma, el rostro derrotado de Ofelia, las violetas alrededor de su cuello, que representan la desesperanza y la muerte temprana, la minuciosidad con la que la vegetación es tratada o las manos, que parecen exhibir su incapacidad para seguir adelante.
Ofelia, pobre infeliz, enloquecida tras el asesinato de su padre a manos de aquel que creía amar, el prícipe Hamlet.
26 de octubre de 2007
La Abstracción del Paisaje (Del Romanticismo Nórdico al Expresionismo Abstracto)




La abstracción del paisaje (Del romanticismo nórdico al expresionismo abstracto). Este es el título de la exposición que se puede ver hasta el día 13 de enero de 2008 en la Fundación Juan March.
24 de octubre de 2007
Georgia O´Keefe



23 de octubre de 2007
He comenzado a escribir una novela

4 de octubre de 2007
84, Charing Cross Road

28 de septiembre de 2007
Escocia







15 de septiembre de 2007
Brokeback Mountain

9 de septiembre de 2007
Girasoles
En fin, que no quisiera ponerme sensiblona ante mi escaso público; tú has visto mis ojos sonreír cuando has aparecido por la puerta.
8 de septiembre de 2007
Kafka en la orilla, de Haruki Murakami

31 de agosto de 2007
La bendita soledad de una mujer en el paro
Mi propia compañía me resulta extremadamente agradable; conozco mis gustos y las diferentes formas de satisfacerlos; mis despistes, nunca delitos (ni faltas, por supuesto) me inspiran una tierna benevolencia, y si decido abandonar mi guarida, humilde depósito de mis tesoros en forma de libros y cds, no temo ir sola al cine, a un museo o sentarme en una cafetería ante una taza de té y una buena novela. Esto, sin duda, es una gran ventaja puesto que, si todo va bien, durante los próximos dos años (como mínimo), este país tendrá que abstenerse de contar conmigo, al menos en mi faceta productiva. Abrazo desde ya y sin remordimientos los placeres de la vida, tan huidizos durante los últimos meses, placeres sin toque de queda, sola la mayor parte supongo, y en buena compañía cuando las obligaciones de mis seres queridos se lo permitan. Soy una feliz mujer en el paro, tan feliz que ni el gesto torcido de mi abuela cuando le dije que había dejado mi trabajo fue capaz de desdibujar mi estado de placidez mental. Lo siento abuela, pero yo nunca me tragué eso de que el trabajo da la felicidad o proporciona dignidad. El dinero, esa es la clave, y por el momento tengo suficiente para cubrir mis necesidades básicas y darme algún que otro capricho. ¿Lo que vendrá después? Sinceramente, me importa un bledo.
30 de agosto de 2007
Brooklyn Follies, de Paul Auster


25 de agosto de 2007
Tales of a female nomad

23 de agosto de 2007
Curtains- J.F.

Ôshima asintió.
-Por supuesto-dijo -. Eso sucede. Experimentamos algo y, como resultado, ocurre algo. Es una especie de reacción química. Luego nos examinamos a nosotros mismos y descubrimos que la gradación de todo lo que nos rodea ha ascendido un punto. Y que, a nuestro alrededor, el mundo se expande. Yo lo he experimentado. No sucede muy a menudo, pero a veces ocurre. Es como el amor."
21 de agosto de 2007
The Warmth

Hoy me apetece dedicarle esta entrada a Brandon Boyd y no por su cara bonita, que lo es, sino por su voz, que lo es mucho más, porque es capaz de convertir un anodino viaje en metro en un viaje mental alucinante, de esos en los que notas que algo se ha roto dentro de tu cabeza, algo que no te molestarás en arreglar porque así te gusta más. ¿Alguien sabe de lo que estoy hablando? La solución, escuchando a Incubus. The warmth me gusta porque ya estoy en el otro lado, porque ya he dado el salto, porque si me apetece cerrar los ojos y volverme loca, lo haré, sin importarme si el viento resulta demasiado frío.
The Warmth
I'd like to close my eyes, go numb
But there's a cold wind coming from
The top of the highest high-rise today
It´s not a breeze ´cause it blows hard
Yes, and it wants me to discard
The humanity I know, watch the warmth blow away
So don't let the world bring you down
Not everyone here is that fucked up and cold
Remember why you came and while you're alive
Experience the warmth before you grow old
So do you think I should adhere
To that pressing new frontier
And leave in my wake, a trail of fear?
Should I hold my head up high
And throw a wrench and spokes by
leaving the air behind me clear?
So don't let the world bring you down
Not everyone here is that fucked up and cold
Remember why you came and while you're alive
Experience the warmth before you grow old
So don't let the world bring you down
Not everyone here is that fucked up and cold
Remember why you came and while you're alive
Experience the warmth before you grow old
Before you grow old
Y aquí tenéis el vídeo de la canción, que pertenece al DVD The morning view sessions.
http://es.youtube.com/watch?v=J0ZRvxDrOxo
12 de agosto de 2007
Se acabó
Durante las últimas semanas una idea rondaba mi cabeza sin parar, no podía dejar de pensar que me estaba convirtiendo en lo que nunca quise ser: una contable atrapada en una rutina soporífera por el mero hecho de tener un buen sueldo, un sueldo que ya no era suficiente porque mi vida ya no era mi vida. Hasta hace nada ha estado bien, sobre todo por unas compañeras fantásticas a las que voy a echar mucho de menos, pero estos últimos meses han sido muy duros y me había metido de lleno en una dinámica que consistía en trabajar diez y doce horas al día y esperar como una demente a que llegara el fin de semana, durante el cual todas mis energías se evaporaban pensando en todo lo que iba a hacer y nunca hacía. Pero eso se acabó y no puedo evitar sonreír cada vez que lo pienso. Ahora tengo ante mí las fiestas de mi pueblo, un viaje de diez días por Escocia y, teniendo en cuenta los tiempos que corren, saturados de gente saturada, una indecente cantidad de tiempo libre. Mi prioridad es escribir una novela, y tras ella está el deseo de caminar por Madrid como si fuera una turista, visitando todos esos lugares para los que nunca encontraba un hueco. Tendré más tiempo para mis amigos, para leer sin parar, para ir al dentista, al ginecólogo, limpiar a fondo la cocina o ir a Tráfico a cambiar la dirección del coche, para tumbarme en el suelo de mi salón mientras escucho a John Frusciante, para ver todas las pelis de Eric Rhomer que todavía no he visto, para volver a estudiar francés..., y para pensar de nuevo, de verdad, por fin.
Sé que mucha gente pensará que soy una inconsciente por haber dejado un trabajo tan bien pagado que tampoco implicaba un gran desgaste físico, pero no me importa, porque es mi vida y porque, como dice mi padre, día que pasa no vuelve y yo ya no quería desperdiciar ni uno más de esos días. No tengo hipoteca, ni hijos, mantengo mi nivel de responsabilidad bajo mínimos (por razones de salud mental), así que creo que esta decisión que he tomado es casi una obligación, por todos aquellos a los que los tipos de interés y los precios de las guarderías les tienen cogidos por los huevos. Un saludo desde mi libertad.
27 de julio de 2007
The Smashing Pumpkins




1 de julio de 2007
Entretenimientos de verano



30 de junio de 2007
GUN -Taking on the world

23 de junio de 2007
Mentira Cochina
"Se supone que debería haber escrito un texto pretendidamente gracioso para amenizar durante unos minutos esta noche tan especial. Pero es que hace un par de semanas mi curso terminó, un mes antes de lo previsto y de manera forzosa, puesto que me convertí en la única alumna. Como se suele decir, no hay mal que por bien no venga: de repente había encontrado el tema perfecto para hablar esta noche, podía lanzarme a ironizar sobre las excusas que a menudo utilizamos para no escribir, ya sabéis, el trabajo, que no me deja tiempo, que es la más socorrida, y cosas por el estilo. Pero tratando de construir un texto más o menos ingenioso, vi de que no avanzaba, y no avanzaba porque me había topado de frente con una fea conclusión: me di cuenta de que lo que nos aparta de las palabras es fundamentalmente el miedo, y el miedo no es divertido.
Quentin Bell escribió sobre su tía, Virginia Woolf, algo bastante significativo al respecto: “Sus novelas estaban muy cerca de sus propias fantasías y siempre fue consciente de que, para el mundo exterior, podían sencillamente parecer una locura. Su miedo a la burla despiadada del mundo contenía el temor más profundo de que su arte, y por consiguiente ella misma, fuera una suerte de impostura, el sueño de un idiota que no tiene valor para nadie.”
Me parece que no es muy difícil reconocerse en esas palabras. El miedo es demasiado fuerte, a veces viene en forma de revelación divina ante la que uno no tiene nada que hacer salvo echar a correr y pedir disculpas a los que te rodean por esta especie de locura que te retiene en un universo paralelo de palabras, jurando que no volverá a ocurrir. Pero una vez recuperados de los sudores y el dolor de estómago, del vértigo y los mareos, agachamos la cabeza y pedimos perdón de nuevo, esta vez a nosotros mismos, por no confiar en nuestras posibilidades como contadores de historias, por haber huido sin apenas intentarlo. Supongo que ahí está la clave, en tener miedo a todo menos a regresar."
1 de abril de 2007
Marruecos





Llegamos con nuestras mochilas al diminuto aeropuerto de Marrakech y, tras cambiar nuestros euros por Dirhams, salimos en busca de un taxi que nos llevara a nuestro hotel, que al estar situado en una de las estrechas callejuelas de la Medina, ni siquiera el taxista sabía cómo llevarnos hasta él. Tras consultar con varios colegas, por fin emprendimos la marcha. El hotel (Riad Nora), era un pequeño palacete de cuatro habitaciones con un precioso patio en el centro al que se accedía por una diminuta puerta que no hacía presagiar la belleza que nos esperaba en su interior.
La Medina de Marrakech no es muy grande y sus calles están atestadas de pequeños comercios de todo tipo, gente y motocicletas con las que tienes que tener un extremo cuidado para no acabar atropellado. El punto destacado es la plaza Djema el Fnaa, donde hay cientos de puestos de comidas, tatuadoras de henna, encantadores de serpientes, músicos y gente, mucha gente. Los restaurantes tienen amplias terrazas donde se puede degustar un delicioso cous-cous mientras disfrutas del espectáculo ajetreado que se desarrolla en la plaza.
La Koutubia, hermana gemela de la giralda de Sevilla, es otro punto clave de la ciudad. Al no ser musulmanes no pudimos visitar su interior, pero estuvimos sentados en los jardines que la rodean, disfrutando del sol y la agradable temperatura.
También visitamos las Tumbas Saadies, pertenecientes a la dinastía anterior a la de los alauitas, a la que pertenece el rey actual. Para llegar y disfrutar de sus jardines de naranjos, tuvimos que atravesar una tienda de artesanía.
Marrakech no es una ciudad monumental, no tiene muchos lugares que visitar, su encanto reside en las calles estrechas y en su gente, pausada y amable. Una mañana, paseando por los alrededores del Palacio Real, que tampoco se puede visitar, un hombre con su bebé en brazos, nos preguntó si necesitábamos ayuda y nos indicó qué lugares visitar. Seguimos hablando con él por las calles de la Kasbah hasta que llegó a su casa. Al ir a despedirnos nos invitó a tomar el té y aceptamos movidos por su amabilidad. Pasamos allí la mañana, tomando un delicioso té de menta, conversando en inglés y francés. Como recuerdo, nos hicimos unas fotos para las que nos prestó unas chilabas confeccionadas por su mujer, a la que no conocimos, a pesar de que fue ella la que nos preparó el té. Una agradable y sorprendente visita de la que nos llevamos un buen recuerdo.
Después de unos días en Marrakech decidimos contratar una excursión para cumplir uno de mis sueños: dormir en el desierto. Cruzamos el Atlas en un jeep conducido por un abuelo de aspecto despreocupado adicto a la velocidad. Hubo momentos en lo que pensé que no llegaría a cumplir los 32. Hicimos una parada el Ouarzazate, tras visitar una kasbah, una ciudad cuyos edificios están hechos de barro, que surge majestuosa en medio de la nada.
Llegamos a Zagora al anochecer y por el camino pudimos observar la mutación del paisaje (de las cumbres nevadas del Atlas a los oasis al aproximarnos al Sáhara), de la luz (del sol amable a la luz rosada del atardecer) y de la indumentaria de la gente, sobre todo de las mujeres que, cuanto más al sur, sus ropas estaban hechas de visillos negros bajo los que se adivinaban telas de vibrantes colores.
Al campamento del desierto llegamos ya de noche. Cenamos en una tienda hecha con mantas, la sopa más insulsa que he comido nunca y un delicioso tagine de pollo. Después disfrutamos de los cánticos de los nómadas al calor del fuego y más tarde nos fuimos a la cama, un colchón fino tirado en el suelo de otra tienda hecha con mantas. ¡Qué frío pasé! Eso es algo indescriptible. Tenía el rostro congelado y me dolía todo el cuerpo, pero ¿qué importa eso ahora comparado con la posibilidad de ver amanecer en el desierto, de disfrutar de esos colores que me ofreció el cielo? Tras desayunar a base de té, pan, mantequilla y mermelada, emprendimos el regreso a Zagora, pero esta vez en camello. Mi camello resultó ser una animal de lo más encantador y, aunque al principio iba un poco tensa, al final logré sentirme tan cómoda con el balanceo que hasta iba sin manos.
Regresamos a Marrakech encomendándonos a Alá para que las ansias de velocidad de Hussein no fueran impedimento para acabar la excursión felizmente.
Nuestra siguiente parada fue Essaouira, un pueblecito costero, antiguo reducto hippy, donde disfrutamos de una par de días de paz absoluta, paseando a orillas del mar, visitando las numerosas galerías de arte que hay (compré un cuadro de estilo naïf que me encanta contemplar cada mañana cuando me despierto), comiendo y bebiendo (nada de alcohol, claro).
Como conclusión decir que el marroquí es pausado y alegre, descuidado (cuando regresamos al hotel, exhaustos tras nuestra experiencia en el desierto, el director del hotel se había olvidado de nosotros, que éramos los únicos huéspedes aquella noche, y había cerrado el hotel. Tras la milagrosa aparición de una antigua trabajadora del hotel que contactó con él, vino luciendo una media sonrisa en la cara, como si fuera un niño travieso después de haber hecho una de las suyas) y un incondicional del trapicheo (antes de encontrar al taxista que definitivamente nos llevó a Essaouira, me peleé con otro y con su intermediario, dos personajes poco claros, en mitad de una plaza llena de hombres). Pero, sobre todo, es amable y hace que la visita a su país sea una auténtica delicia.