Se acabó

El día 2 de agosto entregué la carta de baja voluntaria en mi trabajo. El día 17 de agosto seré una persona libre de nuevo.
Durante las últimas semanas una idea rondaba mi cabeza sin parar, no podía dejar de pensar que me estaba convirtiendo en lo que nunca quise ser: una contable atrapada en una rutina soporífera por el mero hecho de tener un buen sueldo, un sueldo que ya no era suficiente porque mi vida ya no era mi vida. Hasta hace nada ha estado bien, sobre todo por unas compañeras fantásticas a las que voy a echar mucho de menos, pero estos últimos meses han sido muy duros y me había metido de lleno en una dinámica que consistía en trabajar diez y doce horas al día y esperar como una demente a que llegara el fin de semana, durante el cual todas mis energías se evaporaban pensando en todo lo que iba a hacer y nunca hacía. Pero eso se acabó y no puedo evitar sonreír cada vez que lo pienso. Ahora tengo ante mí las fiestas de mi pueblo, un viaje de diez días por Escocia y, teniendo en cuenta los tiempos que corren, saturados de gente saturada, una indecente cantidad de tiempo libre. Mi prioridad es escribir una novela, y tras ella está el deseo de caminar por Madrid como si fuera una turista, visitando todos esos lugares para los que nunca encontraba un hueco. Tendré más tiempo para mis amigos, para leer sin parar, para ir al dentista, al ginecólogo, limpiar a fondo la cocina o ir a Tráfico a cambiar la dirección del coche, para tumbarme en el suelo de mi salón mientras escucho a John Frusciante, para ver todas las pelis de Eric Rhomer que todavía no he visto, para volver a estudiar francés..., y para pensar de nuevo, de verdad, por fin.
Sé que mucha gente pensará que soy una inconsciente por haber dejado un trabajo tan bien pagado que tampoco implicaba un gran desgaste físico, pero no me importa, porque es mi vida y porque, como dice mi padre, día que pasa no vuelve y yo ya no quería desperdiciar ni uno más de esos días. No tengo hipoteca, ni hijos, mantengo mi nivel de responsabilidad bajo mínimos (por razones de salud mental), así que creo que esta decisión que he tomado es casi una obligación, por todos aquellos a los que los tipos de interés y los precios de las guarderías les tienen cogidos por los huevos. Un saludo desde mi libertad.

 

posted by Ainhoa on 4:27 p. m. under

6 comentarios:

Francisco Aristóteles dijo...

mu bien mi niña, ahora a por el premio nadal por lo menos que tu tienes mucho talento.

Anónimo dijo...

Enhorabuena! He vuelto al trabajo hoy y lo estoy pasando fatal - así que te tengo muchísima envidia por la decisión que has tomado.

Anónimo dijo...

Por cierto, soy Birgit

Ainhoa dijo...

Hola, guapa.
Espero que no te agobies mucho en el trabajo, y si no...ya sabes ;-) Que es broma, que lo que menos quiero es dar lecciones a nadie. Para mí estaba claro que se había terminado una etapa. Ya te daré más detalles un día de estos, tomando unas cañitas.
Un beso y gracias por pasarte por aquí a leer mis desvaríos.

Anónimo dijo...

Ya sabes que yo te voy a echar mucho de menos, pero prefiero tener tu amistad y apoyo fuera del trabajo, eso sí, con una sonrisa constante, sin agobios. Como dice tu padre, día que pasa no vuelve y por supuesto los días que hemos pasado juntas no vuelven, pero me quedan muchos días de risas, conversaciones y una gran amistad. Ha merecido la pena y ha sido una etapa muy buena. Esperemos que venga una mejor, que nuestras vidas, aunque compartamos menos tiempo juntas, valgan la pena y consigamos vivir cada día con ilusión, tu escribiendo y yo... viendo el trabajo como un simple medio para ganar dinero y aprovechar cada momento de mi tiempo libre, pero volviendo a conseguir que mi trabajo (que no puedo evitar que ocupe gran parte de mi tiempo) me emocione y disfrute haciendolo.
A partir de ahora nos veremos con unas cañitas para contarnos nuestros viajes, qué escribes, cómo está el Hector...
Te echaré de menos, gracias por todo.

Ainhoa dijo...

No te pongas tan sentimental, que me vas a hacer llorar, además, no te creas que te vas a librar de mí tan facilmente, que eres mi amiga, no una simple compañera de trabajo. Ya sabes que te quiero un montón y que me alegro mucho de que ya estés mejor, que me tenías bastante preocupada.Pero ahora, seguro que llegan tiempos mejores para las dos, juntas, forever...
Un beso.

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