El olmo del Cáucaso, de Jiro Taniguchi y Ryuichiro Utsumi

27 de Junio de 2010

Confieso que mi conocimiento del mundo del cómic se limita a los volúmenes de Candy Candy y Esther que me regalaron para mi primera comunión, a alguna que otra historia de Astérix y, por supuesto, a las de Ibáñez. Pero lo cierto es que yo siempre he sido más de novelas, y tener que detenerme a observar los dibujos me parecía un incordio la mayor parte del tiempo. Así que, a pesar de un par de amigos que llevan insistiendo con el tema ni sé ya cuánto, nunca más me dio por leer un cómic. Hasta hace un par de días, y todo porque en La elegancia del erizo (lo estoy releyendo a trozos), Paloma, una de las dos protagonistas, habla con pasión de un tal Taniguchi y me picó la curiosidad. Así que me fui a la biblioteca del barrio y cogí prestadas dos de sus obras: El olmo del Cáucaso y Tierra de sueños.
He tardado dos días en devorar El olmo del Cáucaso y tengo que decir que me ha encantado. Como buena ignorante, creía que el manga era algo violento y de imágenes estridentes (que tampoco es que eso me moleste demasiado; lo que me molesta es mi ignoracia), pero no, manga simplemente significa cómic en japonés y por lo tanto los temas y los estilos son tan variados como los que existen. Desde luego El olmo del Cáucaso no tiene nada de violento ni estridente; más bien es todo lo contrario. El volumen lo componen ocho historias que tratan sobre gente corriente con vidas corrientes. Pero entre toda esa normalidad se rescatan momentos significativos que se cuentan con una sensibilidad manifiesta. Está la historia de un anciano que se resiste a cortar un olmo viejo de su jardín a pesar de la molestia que sus hojas les causa a los vecinos. Y también la de dos hermanos que se ven después de mucho tiempo y mantienen una conversación reveladora. O la de un hombre que se reencuentra con su hija veintitrés años después de haberla abandonado. La de un anciano y una anciana, ambos viudos, que pasan las tardes en un banco de un parque. Y la que más me gustó, Su pueblo natal, que es la historia de una mujer francesa que se casa con un japonés y se marcha a vivir a Japón con él. Poco tiempo después él muere y ella decide quedarse en Japón porque se ha enamorado de ese país, a pesar de que no alcanza a comprenderlo del todo. O quizá precisamente por ello.
La delicadeza con la que Taniguchi dibuja los sentimientos de estos personajes es conmovedora; y el guión de Utsumi es tan directo y preciso como una bofetada.
Me parece que me espera un verano repleto de manga.

 

posted by Ainhoa on 12:16 p. m. under ,

4 comentarios:

Jaime Sirvent dijo...

El cómic en general te va a dar muchas alegrías si sigues indagando, me alegro mucho de que hayas disfrutado de Taniguchi, besos.

Ainhoa dijo...

De momento sigo con Taniguchi porque me está gustando mucho, pero en cuanto termine todos los que hay en la biblioteca seguiré indagando. Si tienes alguna sugerencia para pricipiantes...
Besos.

Jaime Sirvent dijo...

Bueno, me tendrías que decir títulos que haya en tu biblioteca, y así te voy recomendando, besos y perdona por el retraso.

Ainhoa dijo...

La sección de cómic de mi biblioteca es bastante grande. Creo que sería mejor a la inversa: que tú me digas algunos títulos y yo mire si los tienen. Hasta ahora he seguido con Taniguchi, con los tres volúmenes de "El almanaque de mi padre" y "Tierra de sueños".
Gracias!

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