84, Charing Cross Road


14 East 95th St.
New York City
16 abril 1951



A todo el personal de 84 de Charing Cross Road:

Mil gracias por su maravilloso volumen. Jamás he tenido un libro con todos los cantos dorados. ¿Creerán ustedes que, además, llegó justamente en día de mi cumpleaños?


Habría deseado que no hubieran sido ustedes tan excesivamente correctos dedicándomelo en un tarjetón adjunto, en lugar de escribir su dedicatoria en la página de guarda del propio libro. Pero ustedes son libreros, claro..., y se les nota: han temido que una dedicatoria manuscrita en el libro le hiciera perder valor..., cuando para su actual propietaria lo habría incrementado muchísimo. (Y posiblemente también para un futuro propietario. A mí me encantan las inscripciones en las guardas y las notas en los márgenes: me gusta el sentimiento de camaradería que suscita el volver páginas que algún otro ha pasado antes, así como leer los pasajes acerca de los que otro, fallecido tal vez hace mucho, llama mi atención.)


¿Y por qué no han firmado con sus nombres? Me imagino que Frank no les debe de haber dejado hacerlo: ¡probablemente no está dispuesto a consentir que yo escriba cartas de amor a nadie más que a él de esa casa!


Les envío saludos de América..., de esa amiga infiel que está derrochando millones en reconstruir Japón y Alemania, mientras permite que Inglaterra pase hambre. Algún día, si Dios quiere, iré a pedirles personalmente disculpas por los pecados de mi país (y cuando llegué el momento de regresar a éste, sin duda tendré que pedirles disculpas también por los míos propios).


De nuevo gracias por este hermosísimo libro. Pondré especial cuidado en evitar mancharlo de ginebra o ceniza, porque realmente es demasiado bello para una persona tan descuidada como yo.


Con afecto de

Helene Hanff

 

posted by Ainhoa on 6:51 p. m. under

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vi la adaptación teatral y la película,me encantó la relación epistolar librero-escritora.

Ainhoa dijo...

A mí la película me gustó mucho, pero la adaptación teatral que hizo Isabel Coixet me pareció un bodrio. Creo que Carmen Elías no pilló la esencia del personaje y la convirtió en una mujer caprichosa sin más e ignoró el cinismo, la ironía, el humor y la ternura que desprenden las cartas de H. Hanff.
Un beso.

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